Los bancos centrales podrían aumentar los riesgos al subir juntos las tasas de interés

The World Bank said the number of interest-rate increases announced by central banks in July was the highest since the early 1970s.
Según el Banco Mundial, el número de subidas de tipos de interés anunciadas por los bancos centrales en julio fue el más alto desde principios de la década de 1970. FOTO: SAMUEL CORUM/BLOOMBERG NEWS

Las alzas de tipos de interés más generalizadas de las que se tiene constancia, hacen que algunos economistas teman que la falta de coordinación pueda provocar un daño económico innecesario.


Los bancos centrales de todo el mundo están subiendo sus principales tasas de interés en el mayor endurecimiento de la política monetaria que se ha registrado. Algunos economistas temen que vayan demasiado lejos si no tienen en cuenta su impacto colectivo en la demanda mundial.

Según el Banco Mundial, el número de alzas de tipos de interés anunciadas por los bancos centrales de todo el mundo fue el mayor en julio desde que se iniciaron los registros, a principios de la década de 1970. El miércoles, la Reserva Federal realizó su tercera subida de 0,75 puntos porcentuales en otras tantas reuniones. Sus homólogos de Indonesia, Noruega, Filipinas, Sudáfrica, Suecia, Suiza, Taiwán y el Reino Unido también subieron los tipos.

Además, la magnitud de estas subidas es mayor de lo habitual. El 20 de septiembre, el Riksbank de Suecia aumentó su tasa de referencia en un punto porcentual. No había subido o bajado los tipos en más de medio punto desde que adoptó su marco actual, en julio de 2002.

Estos bancos centrales están respondiendo casi universalmente a la alta inflación. La inflación en el Grupo de las 20 principales economías fue del 9,2% en julio, el doble que un año antes, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde). Las tasas más altas enfrían la demanda de bienes y servicios y tranquilizan a los hogares y a las empresas en cuanto a la reducción de la inflación durante el próximo año.

Sin embargo, a algunos les preocupa que los bancos centrales estén dando respuestas nacionales a lo que es un problema mundial de exceso de demanda y precios altos. Advierten que los bancos centrales en su conjunto irán demasiado lejos y empujarán a la economía mundial a una recesión más profunda de lo necesario.

“El peligro de hoy... no es tanto el hecho de que las medidas actuales y planificadas no consigan finalmente controlar la inflación”, escribió a principios de este mes Maurice Obstfeld, antiguo economista jefe del Fondo Monetario Internacional, en una nota para el Peterson Institute for International Economics, donde es investigador principal. “El peligro es que colectivamente vayan demasiado lejos y lleven a la economía mundial a una contracción innecesariamente dura”, agregó.

Además, hay pocos indicios de que los bancos centrales vayan a hacer una pausa para crear un balance del impacto de sus subidas de tipos de interés hasta la fecha. La Fed indicó el miércoles que probablemente subirá las tasas entre 1 y 1,25 puntos porcentuales en sus dos próximas reuniones. Los economistas de JPMorgan, por su parte, esperan que los banqueros centrales de Canadá, México, Chile, Colombia, Perú, la eurozona, Hungría, Israel, Polonia, Rumanía, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, India, Malasia y Tailandia suban los tipos de interés en las reuniones de política monetaria previstas hasta finales de octubre.

Se trata de un despliegue de potencia de fuego de los bancos centrales con pocos precedentes. Pero, ¿es necesario que todos hagan tanto si todos hacen lo mismo?

La mayoría de los economistas aceptan que la inflación en cualquier país no se debe únicamente a las fuerzas internas de ese país. La demanda mundial también afecta a los precios de los bienes y servicios de fácil comercialización. Esto es evidente desde hace tiempo en el caso de materias primas como el petróleo; el auge de China hizo subir los precios en 2008, incluso cuando Estados Unidos entró en recesión. También ha ocurrido en los últimos años con los productos manufacturados, cuyos precios se vieron impulsados en todo el mundo por las interrupciones de las cadenas de suministro, como en los puertos asiáticos, y por la elevada demanda derivada de los estímulos gubernamentales. Un estudio de la Reserva Federal descubrió que el estímulo fiscal de Estados Unidos aumentó la inflación en Canadá y el Reino Unido.

Sweden’s Riksbank, led by Gov. Stefan Ingves, raised its reference rate by a full percentage point this week.
El Riksbank de Suecia, dirigido por el gobernador Stefan Ingves, subió esta semana su tipo de referencia en un punto porcentual. FOTO: MIKAEL SJOBERG/BLOOMBERG NEWS

Sin embargo, el hecho de que un banco central individual se enfoque en igualar la oferta y la demanda a nivel nacional podría ir demasiado lejos, porque otros bancos centrales ya están debilitando la demanda global, que es uno de los motores de la inflación nacional. Si cada banco central hace lo mismo, el exceso de endurecimiento a nivel mundial puede ser significativo.

El Banco Mundial comparte las preocupaciones de Obstfeld, advirtiendo en un informe que “los efectos acumulativos de las repercusiones internacionales del endurecimiento altamente sincronizado de las políticas monetarias y fiscales, podrían causar más daño al crecimiento de lo que se esperaría de una simple suma de los efectos de las acciones políticas de los países individuales”.

Ese riesgo podría reducirse mediante la coordinación entre los bancos centrales; por ejemplo, cuando recortaron juntos los tipos de interés durante la crisis financiera mundial. Asimismo, en 1985, cuando las economías avanzadas actuaron juntas para derribar el dólar y, de nuevo, en 1987, cuando actuaron juntas para apoyarlo.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, señaló el miércoles que los bancos centrales han coordinado las acciones de tipos de interés en el pasado, pero que no es apropiado ahora que “estamos en situaciones muy diferentes.” Dijo también que el contacto entre los bancos centrales mundiales es más o menos continuo. “Y no se trata de una coordinación, sino que hay mucho intercambio de información”, aclaró.

Si la coordinación no es factible, un objetivo más alcanzable puede ser, como aconseja el Banco Mundial, que los responsables de las políticas nacionales “tengan en cuenta los posibles efectos indirectos de las políticas nacionales sincronizadas a nivel mundial”.

Powell indicó que eso ya ocurre. Las previsiones de la Reserva Federal siempre tienen en cuenta “las decisiones de política -monetaria y de otro tipo- y la evolución económica que se está produciendo en las principales economías y que puede tener un efecto sobre la economía estadounidense”, comentó a los periodistas.

A muchos bancos centrales les preocupa subir muy poco las tasas de interés ante la fuerte inflación. “En este entorno, los bancos centrales deben actuar con contundencia”, aseguró Isabel Schnabel, responsable de política del Banco Central Europeo, en un discurso pronunciado a finales de agosto. “Recuperar y preservar la confianza requiere que volvamos a situar la inflación en el objetivo rápidamente”, explicó.

“La coordinación informal sería beneficiosa”, dijo, por su parte, Philipp Heimberger, economista del Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena. “La reflexión sistemática sobre el impacto de las subidas de los tipos de interés debería tener en cuenta lo que otros bancos centrales están haciendo simultáneamente. Esto supondría un cambio de juego”, agregó.

Heimberger señaló que la Fed tiene un papel clave como principal impulsor de la subida de las tasas a nivel mundial y que debería “considerar seriamente las implicaciones de su ciclo de subidas de tipos de interés para otras partes del mundo.”

Por otro lado, Gilles Moëc, economista jefe de la aseguradora AXA SA, duda de que se pueda lograr una coordinación efectiva y sostiene que, en su ausencia, los bancos centrales deberían actuar con más cuidado al contemplar nuevas subidas de tipos de interés.

“Una vez que la política monetaria se encuentra en territorio restrictivo, creo que resulta peligroso subir mecánicamente en cada reunión sin tomarse el tiempo necesario para evaluar la respuesta de la economía”, aseguró Moëc. “La cantidad de información nueva entre dos reuniones puede ser demasiado pequeña y aumenta el riesgo de reacción excesiva”, explicó finalmente.

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