Los sauditas y sus aliados abren la puerta a un recorte de la producción de petróleo para mantener los precios altos

OPEC and a coalition of producers led by Russia agreed to a smaller-than-expected oil-production increase this month.
La OPEP y una coalición de productores liderada por Rusia acordaron este mes un aumento de la producción de petróleo menor de lo previsto. FOTO: AMR NABIL/ASSOCIATED PRESS

Los comentarios del ministro de Energía saudita, respaldados por algunos miembros de la OPEP, son una decepción para la Casa Blanca. Los comentarios son el último indicio de que la visita de Biden a Jeddah (Arabia Saudita) en julio no ayudó a bajar los precios en las gasolineras estadounidenses, y son lo contrario de lo que el gobierno estadounidense esperaba lograr durante el viaje del Presidente al reino.


RIYADH - Arabia Saudita y algunos de sus aliados productores de petróleo han sugerido recortar la producción de crudo, decepcionando a los funcionarios estadounidenses que predijeron que el reino sería fundamental para enfriar el mercado después de que el presidente Biden se reuniera con el príncipe heredero Mohammed bin Salman por primera vez en el cargo.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) liderada por Arabia Saudita y una coalición de productores liderada por Rusia, conocida colectivamente como OPEP+, acordaron un aumento de la producción menor de lo esperado a principios de agosto.

Ahora, el ministro de Energía de Arabia Saudita y algunos funcionarios de la OPEP han sugerido que la alianza podría extraer menos barriles de petróleo para estabilizar un mercado sacudido por la incertidumbre económica, el riesgo de recesión mundial y las sanciones energéticas provocadas por la guerra de Ucrania.

“La OPEP+ tiene el compromiso, la flexibilidad y los medios para hacer frente a estos desafíos y proporcionar orientación, incluyendo el recorte de la producción en cualquier momento y en diferentes formas”, declaró el lunes a última hora el ministro saudita de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman.

La agencia de noticias estatal saudí publicó los comentarios que hizo por primera vez en una entrevista con Bloomberg.

El ministro, describió los mercados del petróleo como “en un estado de esquizofrenia” y comentó que Arabia Saudita empezaría a trabajar pronto en un nuevo acuerdo OPEP+ más allá de 2022.

El príncipe Abdulaziz también mantuvo su compromiso con un acuerdo de un año con Rusia, el que ha frustrado a los responsables políticos de Estados Unidos que tratan de aislar a Moscú por su invasión a Ucrania.

Los comentarios son el último indicio de que la visita de Biden a Jeddah (Arabia Saudita) en julio no ayudó a bajar los precios en las gasolineras estadounidenses, y son lo contrario de lo que el gobierno estadounidense esperaba lograr durante el viaje del Presidente al reino.

Varios miembros de la OPEP también declararon el martes a The Wall Street Journal que podrían respaldar una reducción de la producción, especialmente si se materializa una recesión mundial.

President Biden met Crown Prince Mohammed bin Salman in Saudi Arabia in mid-July.
El presidente Biden se reunió con el príncipe heredero Mohammed bin Salman en Arabia Saudita a mediados de julio. FOTO: BANDAR ALJALOUD/ ASSOCIATED PRESS

Los comentarios del responsable saudita de energía impulsaron los precios del petróleo, que subieron US$ 1,3 hasta situarse en torno a los US$ 97,80 por barril a primera hora del martes, tras la caída de los últimos meses. El precio del barril de crudo sigue siendo un 17% inferior al de principios de junio.

La caída de los precios de la gasolina en EE.UU. en las últimas semanas, estimulada en parte por los temores de recesión y los recurrentes confinamientos de China, ha ayudado a Biden, y cualquier medida para reducir la producción de petróleo podría deshacer esas ganancias.

Un recorte de la producción también podría anular, en parte, cualquier reintroducción del petróleo iraní en el mercado si las conversaciones para reactivar el acuerdo nuclear de 2015 tienen éxito.

Las sanciones reimpuestas tras el colapso del acuerdo han mantenido al petróleo iraní en gran medida fuera de juego desde 2018, cuando Estados Unidos se retiró del acuerdo. La Casa Blanca esperaba que la reactivación del acuerdo y la incorporación del petróleo iraní frenaran los precios cuando los estadounidenses voten en las elecciones de mitad de mandato en noviembre.

Estados Unidos y sus aliados han pedido insistentemente a los productores de petróleo que compensen la disminución de los suministros causada por las sanciones impuestas a Rusia tras invadir Ucrania. La guerra hizo que los precios del petróleo superaran los US$ 100 por barril por primera vez en ocho años.

El posicionamiento divergente de Washington y Riyadh (capital de Arabia Saudta) en los mercados energéticos mundiales, apunta a una desconexión más profunda entre el mayor consumidor de petróleo del mundo y su principal exportador de crudo.

Las señales de Riyadh contrastan fuertemente con las expectativas públicas y privadas de la Casa Blanca respecto a los saudíes tras el destacado viaje de Biden al reino, donde se reunió con el príncipe Mohamed por primera vez durante su presidencia.

Dos días después de la visita, Amos Hochstein, asesor principal del Departamento de Estado para la seguridad energética, dijo en una entrevista televisiva que, “basándonos en lo que escuchamos en el viaje, estoy bastante seguro de que veremos algunos pasos más en las próximas semanas”.

Una semana más tarde, un alto funcionario de la administración aseguró que la Casa Blanca era “optimista en cuanto a que podría haber algunos anuncios positivos en la próxima reunión de la OPEP”.

Sin embargo, tras aumentar la producción en 648.000 barriles diarios en julio y agosto, la alianza acordó el 3 de agosto elevar su producción colectiva sólo en 100.000 barriles diarios en septiembre.

En respuesta, Hochstein le pidió a los productores que bombeasen más “cuando sea posible y en la medida en que sea necesario para que los precios sigan bajando”.

Meses de disputas sobre el nivel óptimo de producción de petróleo han exacerbado las fricciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita, cuya relación alcanzó un mínimo histórico en el primer año del gobierno de Biden en medio de desacuerdos que también incluyeron los derechos humanos, la guerra en Yemen y el acuerdo nuclear con Irán.

El viaje del Presidente a Jeddah a mediados de julio había tenido como objetivo reparar los lazos y establecer una relación personal con el príncipe heredero, al que había prometido tratar como un paria por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018. El Presidente saludó al gobernante saudí de facto fuera del palacio real con un choque de puños y permaneció con él durante un par de horas.

Desde entonces, han surgido versiones divergentes sobre lo que ambas partes discutieron y acordaron.

Por un lado, el gobierno de Biden recibió indicaciones iniciales de que los saudíes podrían respaldar un aumento de la producción de hasta 500.000 barriles diarios en la reunión de agosto, según funcionarios de Arabia Saudita. Pero la OPEP+, por su parte, optó finalmente por un aumento de 100.000 barriles diarios.

El representante del Departamento de Estado, Ned Price, sostuvo que “las discusiones para garantizar un suministro constante de energía mundial... [con los socios de Estados Unidos] continuarán, especialmente cuando nos enfrentamos a una situación energética que se ha agudizado por la agresión de Rusia contra Ucrania”.

El Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos y el Ministerio de Energía saudita no hicieron ningún comentario al respecto.

Los saudíes no están satisfechos con la atención que Washington presta a las violaciones de los derechos humanos en el reino, incluido el asesinato de Khashoggi por hombres cercanos al príncipe Mohammed, y están descontentos con la insistencia de la administración en volver al acuerdo con Irán, dijeron los funcionarios saudíes.

Riyadh, sin embargo, está conforme con las ganancias que está obteniendo desde que los precios del crudo se recuperaron de la guerra de precios con Rusia en 2020, y de la pandemia. Aramco, la compañía petrolera nacional saudí, registró un aumento del 90% de sus beneficios en el segundo trimestre, generando miles de millones de dólares en efectivo que están dando un nuevo impulso a la ambiciosa transformación económica del reino y reforzando su poder geopolítico. El resultado fue el mayor ingreso neto trimestral que Aramco ha registrado desde que comenzó a cotizar sus acciones en la bolsa saudí en 2019.

Arabia Saudita registró un crecimiento económico del 11,8% interanual en el segundo trimestre. Mientras que el Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento del 7,6% este año, los economistas más optimistas pronostican una tasa del 10%. Esa estimación más alta la convertiría en uno de los países con mayor expansión económica del mundo, mientras Estados Unidos y Europa se preocupan por la recesión.

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