Morir es cada vez más sofisticado y costoso: el mercado fúnebre que está en la órbita de la FNE
De acuerdo a datos del INE, en los últimos 12 meses el alza de precios de los servicios funerarios fue de 10,7% en noviembre, un salto sin precedentes.
Vivir en Chile es cada vez más caro, un fenómeno que ha ido de la mano con el proceso de desarrollo que ha experimentado el país y que se expresa, por ejemplo, en que adquirir una vivienda sea, según la mismísima CChC, una tarea “severamente no alcanzable”. Lo peor del alza del costo de la vida se ha visto en los últimos meses con precios récords en bencinas, autos y el gas, solo por nombrar algunos, obligando al Banco Central a subir con fuerza la tasa de interés.
Y si vivir se está volviendo caro en Chile, la muerte también.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el índice de servicios funerarios está en máximos desde que existen registros (2019) y la variación en 12 meses alcanzó en noviembre un 10,7%, un salto sin precedentes.
Más allá de lo que significa desde el punto emocional, la muerte es un tema de gran relevancia en materia sanitaria, y es un negocio que ahora la Fiscalía Nacional Económica (FNE) está mirando con detención.
Y no se trata para nada de algo barato ya que los precios en promedio son elevados en comparación a los ingresos medios del chileno.
La entidad dirigida por Ricardo Riesco anunció ayer que realizará su séptimo Estudio de Mercado, el cual estará enfocado precisamente en el de servicios fúnebres. Un estudio de mercado es el proceso de recopilación y análisis de antecedentes que realiza la FNE cuando existen motivos para estimar que un mercado o un sector económico no está funcionando adecuadamente desde el punto de vista de la competencia.
El costo del servicio
Contratar estos servicios no es como cualquier otro porque está condicionado a todas las emociones que involucra la pérdida de un ser querido. De ahí su complejidad.
“El mercado de funerarias y cementerios es muy relevante para la población, porque obliga a las familias a realizar un gasto ineludible, muchas veces inesperado, en un momento de gran vulnerabilidad emocional, y que representa un porcentaje importante de su presupuesto mensual. Por eso, vamos a analizar cómo está funcionando para detectar sus fallas y poder hacer las recomendaciones que permitan mejorar la competencia en beneficio de las personas”, señaló el Fiscal Ricardo Riesco, en el comunicado que liberó el martes.
Los servicios funerarios han evolucionado mucho en el último tiempo. No sólo es el manejo del cuerpo y el traslado al cementerio. Un servicio “Premium”, por ejemplo, que incluye arreglos florales, van de acompañamiento al velatorio-cementerio, asistencia de doctor a domicilio, músicos, el funeral mismo, libro de condolencias, urna, carroza de traslado, el trámite legal de defunción, obituario digital en sitio web y para envío informativo por WhatsApp, agradecimiento digital e incluso avisos en el obituario de El Mercurio.
Esto es lo que la fiscalía entiende como “ventas atadas”.
De acuerdo a la investigación preliminar de la FNE, los precios de estos paquetes difieren significativamente tanto dentro de una misma institución como entre funerarias. Según la entidad, son las funerarias más grandes las que tienen una mayor gama de paquetes y heterogeneidad de precios, los que fluctúan desde $1 millón (pack básico) a $ 5 millones (pack superior).
Por su parte, las funerarias pequeñas ofrecen paquetes que van nuevamente desde $1 millón a $2,5 millones, aproximadamente.
“Así, la heterogeneidad de precios observada entre funerarias se concentra en los packs superiores, los que contienen ataúdes o urnas de mejor calidad, además de una mayor cantidad de servicios complementarios”, consigna la minuta de lanzamiento del estudio sobre el mercado fúnebre.
La FNE dijo en este estudio que mientras más cara sea el ataúd o la urna, la oferta de bienes y servicios complementarios de las funerarias será mayor, al igual que el precio final del paquete.
“Los clientes, por su parte -según la investigación preliminar y acotada realizada-, no tienen la posibilidad de contratar algunos elementos del paquete en desmedro de otros, ni tampoco de combinar productos de diferentes paquetes”, sostiene.
Cementerios
Pero qué sería de los servicios fúnebres sin los lugares que albergarán ese eterno descanso. El estudio de la FNE dijo que los cementerios ofrecen una serie de bienes y servicios que se pueden categorizar como primarios o secundarios. Las sepulturas y cremaciones representan el negocio principal de los cementerios, por lo que pueden ser catalogarlos como productos primarios. Los servicios como mantenciones, traslados internos, reducciones, derechos de sepultación, exhumaciones, lápidas o el uso de sillas, corresponden a bienes o servicios secundarios.
Según una investigación preliminar de la FNE, una sepultura temporal de necesidad inmediata puede involucrar un gasto por persona de $150.000 el primer año para el caso de un patio común en un cementerio público, o de $149 millones en el caso de una lápida de suelo en un cementerio privado tipo parque con capacidad para 20 sepulturas. En términos del financiamiento de las sepulturas, existen cementerios que ofrecen créditos internos que permiten la adquisición de éstas en caso de que el consumidor no tenga los medios para cancelar al contado.
La compra de una sepultura involucra la decisión de por cuánto tiempo se quiere utilizar dicho espacio. Dependiendo del cementerio, dicho periodo puede ir desde los 2, 5 o 10 años hasta la perpetuidad. En caso de no elegir esta última opción, y declinar renovar la utilización de la sepultura adquirida, los familiares del fallecido deben exhumar el cuerpo y trasladar sus restos hacia otra sepultura privada o común o cremar los restos, lo cual puede ser dentro o fuera del cementerio actual.
Un negocio que siempre tendrá clientes
Por macabro que suene, los cementerios y servicios fúnebres siempre tendrán clientes. ¿Cuántos clientes potenciales hay en Chile en un año? De acuerdo a la minuta de lanzamiento del estudio, se estima que, en condiciones normales, en Chile fallecen alrededor de 110.000 personas al año, con un alza de 2% anual.
Con la pandemia, este número aumentó a casi 126.000 en el año 2020, un 7,5% por sobre el estimado en ausencia de pandemia.
Esto implica que, considerando esta última alza y la tendencia anual de las muertes previas a la pandemia, durante los próximos años ocurrirán alrededor de 120.000 transacciones anuales en este mercado, considerando la contratación de servicios en vida y la compra de bienes y servicios por necesidad inmediata y futura en funerarias, cementerios y crematorios.
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