Negociaciones colectivas en Latam Airlines: sin acuerdo con sindicato histórico de tripulantes de cabina

Latam
La última huelga que sufrió Latam Airlines ocurrió en abril de 2018. Fue protagonizada por los tripulantes de cabina de los vuelos nacionales.

Dos de las tres agrupaciones de trabajadores suscribieron el contrato colectivo en una negociación anticipada en el segundo semestre del año pasado, pero el que falta irá a una negociación reglada que parte en febrero y que podría arriesgar hasta una huelga en abril. Diferencias no son económicas, sino de condiciones laborales, especialmente de descansos.


Durante el segundo semestre del año pasado, Latam Airlines cerró negociaciones anticipadas con dos de sus tres sindicatos de tripulantes de cabina para los contratos colectivos que rijan por los siguientes tres años, tal como lo había hecho en 2022 con las tres agrupaciones de pilotos, con más de un problema.

Sin embargo, no pudo llegar a acuerdo anticipado con el gremio más antiguo, el Sindicato de Nacional de Tripulantes de Cabina de Latam Airlines (STCLA), que reúne a 500 socios y que está conformado fundamentalmente por los trabajadores encargados de los vuelos internacionales, es decir, que laboran en aviones de largo alcance. Debido a esto, la empresa deberá iniciar una negociación colectiva reglada que, en caso de mantenerse los desacuerdos, podría desembocar en una huelga en abril próximo.

“No estamos pensando en una huelga. Esperamos alcanzar un acuerdo justo y razonable”, dijo César Pradenas, presidente del STCLA.

La última propuesta de la empresa al STCLA en el marco de la negociación anticipada fue votada el pasado viernes y rechazada por el 82% de los socios.

“LATAM Airlines Group S.A. informa, respecto al proceso de negociación colectiva con uno de los sindicatos de tripulantes de cabina, que el proceso de negociación anticipada terminó de buena manera, sin perjuicio de no cerrarse el mismo por acuerdo. A partir del 31 de enero de 2024 se inicia el proceso de negociación reglada, en el cual se espera llegar a un buen término en beneficio de ambas partes”, dijo la compañía mediante una declaración.

Cambios de última hora

Las diferencias con la empresa, según Pradenas, no están focalizadas en lo económico, sino fundamentalmente en las condiciones laborales, en lo que se refiere a los descansos y horarios.

“El 70% de nuestros socios son mujeres, muchas de ellas con familia, que necesitan certezas respecto de sus horarios para poder organizar sus vidas familiares. Y la propuesta de la empresa no las entrega”, explica Pradenas.

Uno de los puntos más controvertidos de la oferta de la empresa se refiere a los “cambios de actividad en domicilio”. Pradenas lo ejemplifica: un tripulante está listo en su casa para ser trasladado al aeropuerto con un determinado itinerario que le significa volver ese mismo día a su casa, y por llamada de la empresa, se le modifica para otro itinerario que le significa llegar tres días después. “Se pierde toda certeza de organización de vida familiar”, dice Pradenas.

Otro punto de discrepancia es la operatividad de los asientos en cabina para la tripulación. Por norma, los vuelos de largo alcance deben contar con al menos cuatro sillones para sus tripulantes y en caso de que uno de ellos no esté operativo, el avión no puede despegar, según el contrato actual. La empresa pidió modificar ese acápite, según el dirigente sindical, señalando que si hay cuatro asientos y uno tiene desperfectos, el avión de todas maneras pueda volar. Un elemento que los tripulantes también se niegan a aceptar.

Pradenas reclama que la idea es no retroceder en beneficios y en condiciones laborales, más todavía para una empresa que ya dejó atrás sus severos problemas financieros, que la llevaron a su reorganización bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos entre mayo de 2020 y noviembre de 2022, y que para los tripulantes les significó reducir en 50% sus remuneraciones por tres meses, al inicio, y en 20% por dos años, después.

El cronograma de la negociación

Para iniciar la negociación reglada, entre el 31 de enero y el 15 de febrero, el sindicato STCLA debe presentar su proyecto de contrato colectivo a la empresa y la empresa tiene 10 días para responder. Luego, viene un periodo de negociación en que la última oferta deberá ser presentada por Latam el 25 de marzo. Si esta es rechazada, se va a un proceso de mediación dirigida por la Dirección del Trabajo, y si ella fracasa, se produciría una eventual huelga aproximadamente a contar del 15 de abril.

La negociación con el Sindicato de Tripulantes de Cabina de Lan Express (STCLE), la agrupación que reúne a los trabajadores de vuelos nacionales y es continuadora del gremio creado en la antigua Ladeco, se cerró en septiembre del año pasado, con un bono de término de conflicto de $4,3 millones brutos para cada empleado. Una cifra similar alcanzaron los contratos suscritos por el Sindicato Interempresa, que pese a ser un sólo gremio, debe negociar dos instrumentos colectivos que representan a dos empresas distintas: la encargada de vuelos nacionales, que es una filial del grupo llamada Transporte Aéreo S.A., y la que trabaja los vuelos internacionales, que es Latam Airlines Chile. El primer contrato fue acordado y firmado en julio del 2023 y el segundo, que incluyó a 320 trabajadores, recién el mes pasado.

La última huelga que sufrió la compañía ocurrió en abril de 2018, cuando aproximadamente 900 tripulantes de cabina de vuelos nacionales, agrupados en el STCLE, paralizaron por 16 días, generando una serie de inconvenientes y reprogramaciones de vuelos.

En 2022, Latam debió negociar con sus tres sindicatos de pilotos. Y como ahora, también la agrupación que concentra a los empleados de vuelos internacionales, el Sindicato de Pilotos Latam (SPL), fue el que no llegó a acuerdo con la empresa en una negociación anticipada y extendió la negociación reglada hasta fines de año, cuando se acercaba la temporada alta, y sólo a través de la mediación de la Dirección del Trabajo eliminó la posibilidad de una huelga en el periodo más ajetreado de las líneas aéreas en el país. SPL, fundado en 1988, reunía en ese momento a 313 pilotos de un total de casi 500. Los otros sindicatos en esta categoría de profesionales son el Sindicato Interempresa de Pilotos LATAM Chile (SIEP), conformado en 2018, el mismo año de la huelga de tripulantes de LanExpress, y el Sindicato de Pilotos Latam Airlines Chile, que reúne a los pilotos de la ex LAN Express y que es el continuador del sindicato de pilotos de Ladeco creado en 1982.

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