¿Por qué Venezuela no aparece como principal país receptor de remesas desde Chile?: lideran Colombia y Perú
Venezuela, pese a ser el país con la mayor cantidad de habitantes en Chile, no aparece en los registros oficiales. En 2023, Colombia lideró en envíos de remesas con US$589 millones, seguidos por Perú con US$429 millones y Bolivia con US$294 millones.
Pese a que la población extranjera que vive en Chile ha ido aumentando y ya suman 1.736.691 según las cifras oficiales, alcanzando un porcentaje de 8,7% respecto a la población total, el envío de remesas a sus países de orígenes ha bajado.
Por segundo año consecutivo los registros oficiales del Banco Central muestran una disminución. En 2023 los envíos totalizaron US$2.267 millones lo que se traduce en una caída de 3%. Ahora, si se compara con 2021, la caída es de 26% cuando el monto superó los US$3 mil millones.
Al mirar los países de destino, Colombia, si bien mantiene el primer lugar de envíos de remesas con US$589 millones, hay una reducción por tercer año consecutivo alejándose del peak registrado en 2021 cuando se remesaron US$819 millones.
El segundo país de destino es Perú con US$429 millones, un 8,1% menos que 2022. En tercer lugar, aparece Bolivia con US$294 millones lo que representa una merma de 7,8% en relación a 2022. Y en cuarto lugar Haití con US$189 millones, siendo un 22% menos que 2022.
El factor Venezuela
Para nadie es un misterio que el aumento de la población venezolana en Chile. De acuerdo a la última Casen de 2022 esa población pasó de representar 2% en 2013, al 51,1% del total de la población extranjera residente en el territorio nacional en 2022 (868.345)
No obstante, los envíos de remesas a ese país no están registrados de manera oficial. Esto, porque el Banco Central refleja las operaciones realizadas a través de empresas del giro formal, las que en Chile prácticamente no son utilizadas por los ciudadanos venezolanos. ¿La razón? El control cambiario que aplica ese país y la hiperinflación no hacen rentable que los inmigrantes envíen los recursos a sus familiares por esta vía. Por ello, aunque existe esa posibilidad, su uso es igual a cero.
Así, la ruta por la que habitualmente se opta tiene dos vías: Colombia o Panamá. Para el primer caso, desde estas agencias los pesos chilenos salen en dólares. Luego en Cúcuta, Colombia, se cambian a bolívares y estos son llevados vía terrestre hasta a la ciudad más cercana, San Antonio del Táchira, Venezuela, donde se deposita al destinatario final. Ahora, si es por Panamá, el uso más frecuente es por transferencia.
Rodrigo Sandoval, exdirector del Servicio Nacional de Migraciones y académico de la Universidad de Chile, afirma que “el que las remesas a Venezuela no aparezcan dentro de los flujos oficialmente registrados no significa que estas remesas no existan o que hayan disminuido, sino que muy por el contrario, ya que sí ocurren, pero que se están llevando a cabo, y quizás con mayor intensidad, a través de canales informales que escapan al control estatal”.
En ese sentido, Sandoval se explaya argumentando que “un primer factor que explica esta necesidad de vías informales para las remesas de dinero hacia Venezuela lo encontramos en que una parte significativa de los migrantes de esa nacionalidad se encuentra en situación irregular. Solo los ingresados clandestinamente que se sometieron al empadronamiento de mayo 2023 ascienden a 182.000 personas, lo que nos permite estimar que la cantidad de personas en esa condición supera los 230.000″.
Para el experto en temas de migraciones, el principal problema que presenta esta “desformalización de las remesas desde Chile a Venezuela está en cuáles son en la realidad esas vías informales, en gran parte similares a los que se dan en la experiencia comparada de otros contextos migratorios y que, en ciertos casos, pueden representar riesgos severos para nuestro país”.
¿Qué explica el menor monto?
Una de las hipótesis que explica la caída en el envío de remesas es que los países que sí registra el Banco Central han mostrado una disminución en su presencia en Chile.
Juan Bravo, director del Observatorio del Contexto Económico lo explica así: “La tendencia a la baja puede ser explicada por varias razones. La población de 15 años y más de peruanos y haitianos registró caídas en 2023 respecto a 2022. En el caso de la población peruana de 15 años y más se registró una caída anual promedio de 9,2% (casi 21 mil personas), mientras que la población haitiana de 15 años y más disminuyó en 22,4% anual (poco más de 19 mil personas). Así, una parte de la reducción de las remesas obedece a una disminución de las poblaciones en algunas de las comunidades que sí están registradas en la estadística, como la peruana y la haitiana”.
Otra razón que entrega Bravo es el bajo crecimiento económico, el cual fue virtualmente nulo en 2023, lo cual trajo aparejado un bajo dinamismo en la creación de empleo, particularmente en la generación de empleo asalariado formal en el sector privado. “Las remesas dependen en forma fundamental del empleo, pues las remesas que los migrantes envían a sus países de origen provienen principalmente de los ingresos laborales. Asimismo, es muy importante la composición del empleo, pues si bien los migrantes pueden enviar remesas provenientes de ingresos de empleos informales, la capacidad de generación de ingresos es muy distinta entre los empleos formales y los informales”.
Sandoval sostiene que “la moderación en la cantidad y monto de las remesas enviadas a dichos países se corresponde con la disminución de flujos migratorios provenientes de estos así como con el proceso de consolidación de los mismos en sus proyectos de instalación en Chile, lo que ocurre con la reunificación de los grupos familiares, lo que deja de hacer necesario el envío de dinero a familiares que ya están en el país”.
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