Sin mejoras: productividad de la economía acumula otro año de estancamiento

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De acuerdo a la Comisión Nacional de Productividad en 2024 la productividad estimada fluctuó entre -0,2% y 0,1% para la economía agregada. Este cálculo considera todos los sectores, incluyendo el minero. No obstante, sin minería la cifra prevista es la misma.


Otra vez sin mejoras. Eso es lo que se ve al conocer las cifras de productividad que registró la economía chilena el 2024. Es que los resultados que entregó la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP) mantuvieron la tónica de los últimos 16 años.

De acuerdo a este análisis hubo una variación para el 2024 estimada entre – 0,2% y 0,1% para la economía agregada. Este cálculo considera todos los sectores, incluyendo el minero. No obstante, sin minería la cifra prevista es la misma.

Aunque el rango proyectado para 2024 (-0,2% y 0,1%) demuestra una interrupción a las caídas sucesivas de la productividad registradas en años anteriores, (rangos de -1,1% y -1% en 2023; y -4,6% y -4,5%, en 2022), no puede interpretarse como una recuperación estructural ni un cambio de tendencia.

Esto significa que el aporte de la productividad al crecimiento económico, será prácticamente inexistente en 2024, evidenciando un desafío estructural que limita el desarrollo económico sostenible del país.

El presidente de la CNEP, Raphael Bergoeing, advirtió que, dado que la productividad es la variable más importante que determina el crecimiento de un país, porque mejora la eficiencia en el uso de recursos y tiene un potencial ilimitado, se observa que Chile está ante un desafío estructural: “La economía no está logrando generar más valor mediante el uso optimizado de los recursos existentes, lo que restringe su capacidad para sostener un desarrollo económico robusto, competitivo y sostenible en el tiempo”.

La PTF, indicador que mide cuán eficientemente una economía utiliza y combina sus recursos como el trabajo y capital para agregar valor, permite determinar cuánto del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) proviene de avances en la eficiencia, y no del incremento en la cantidad de recursos empleados.

Mientras en los años 90, las mejoras en productividad superaban el 3% anual, contribuyendo significativamente al crecimiento económico (entre 1991 y 1995, el crecimiento promedio del PIB fue del 7,6% anual, y la productividad aportó aproximadamente el 40% de ese incremento: cerca de 3 puntos porcentuales), en las últimas dos décadas, Chile ha experimentado un estancamiento en su productividad.

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Durante la primera década de los 2000, la acumulación de capital reemplazó gradualmente a la productividad como el principal motor del crecimiento. Entre 2001 y 2005, la Productividad Total de Factores creció en promedio un 1,3% anual, pero entre 2006 y 2010 cayó un 0,2% anual promedio, mientras que el capital aportó un 2,7% anual al crecimiento del PIB, consolidándose como el factor predominante para el crecimiento económico.

El informe precisa que, en 2024, este patrón se mantiene. La PTF se encuentra un 1,5% por debajo de su nivel prepandemia, lo que refleja una caída en la eficiencia con la que se utilizan los recursos. Aunque el número de trabajadores ha crecido un 4,5% y el stock neto de capital es un 15,7% mayor que en 2019, el nivel de producción, medido a través del PIB real, ha aumentado solo un 9% en el mismo período. Esto significa que, aunque hay más recursos disponibles (trabajo y capital), estos no se están utilizando de manera eficiente para generar un crecimiento proporcional.

“A este ritmo, sin mejoras en eficiencia, la economía chilena tardaría 30 años en duplicar su ingreso. En cambio, si se lograra un incremento del 1% anual en productividad, ese plazo podría reducirse en casi una década, demostrando su papel fundamental para acelerar el crecimiento y el bienestar económico”, precisó el presidente de la CNEP, Raphael Bergoeing.

Rodrigo Krell detalló que “en base a las limitaciones que presenta la medición de la Productividad Total de Factores, las cuales surgen de la complejidad de evaluar cómo interactúan y contribuyen al crecimiento los distintos factores productivos —trabajo, capital y eficiencia—, es fundamental comprender los desafíos asociados a este indicador. Estas limitaciones condicionan tanto la interpretación de sus resultados como la identificación precisa de los determinantes de su estancamiento”.

Otro factor que ha impedido sostener incrementos en la productividad en el mediano y largo plazo, es el déficit en innovación empresarial. “Al respecto, los datos muestran que la inversión en investigación y desarrollo (I+D) en Chile es comparativamente baja”, lo que calificó como una de las grandes debilidades del país. “En 2022, el gasto en I+D representó solo el 0.39% del PIB, una cifra muy inferior al promedio de la OCDE, que supera el 2.7%. Aunque sabemos que la inversión en I+D es clave para fomentar la innovación y mejorar la productividad, muchas empresas chilenas son reticentes a invertir debido a los largos plazos e incertidumbres asociadas con los retornos de estas iniciativas”, afirmó.

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