Radiografía financiera a Huachipato: más de una década de pérdidas que han lastrado los resultados de CAP
Desde 2010 a la fecha, el Ipsa se empina 33%, mientras que la acción de CAP se desploma 72,5%. El cierre de su filial Huachipato fue bien tomado por el mercado, al ver una futura alza de las ganancias de CAP, tras la paralización de la siderúrgica que ha arrojado pérdidas por más de diez años. Sólo en 2018 y 2021 logró ganancias.
En 2010, CAP logró ganancias por US$590 millones, a pesar de que CAP Acero -filial bajo la cual reporta sus resultados la Siderúrgica Huachipato- perdió US$72 millones. Ese ha sido el tono que ha marcado la entrega de los reportes financieros de la compañía por más de un década, donde sus beneficios han sido impulsados por otros segmentos de negocios, en particular la minería.
Eso ocurrió también en 2023. La compañía vio un cambio radical en su última línea, pasando de US$225 millones en 2022, a pérdidas por US$6 millones, aún cuando el segmento de minería del hierro le reportó utilidades por US$400 millones. CAP Acero perdió US$385 millones, el mayor monto desde 2010.
“Durante el año 2023 los ingresos totales registraron US$ 583 millones, lo que representa una caída de 14,5% con respecto al 2022. Esta disminución se explica principalmente por un precio promedio de venta de acero 21,4% menor al del mismo periodo 2022″, dijo CAP en su análisis razonado.
Desde 2010, Huachipato sólo ha obtenido ganancias en 2018, llegando a US$317 mil, y en 2021, por US$11,3 millones.
Para el primer caso, su análisis razonado apuntó a que en 2013 reorientó su producción en un 100% a la fabricación de productos largos, debido a que “la completa apertura del mercado doméstico, unida a la baja fiscalización de la calidad de los productos importados, resultó en el reemplazo total de los productos planos de origen nacional por importaciones, mayormente de China, a precios incompatibles con el costo de las materias primas y energía necesaria para su manufactura”. Por ello, CAP Acero se concentró en productos largos, necesarios para la elaboración de edificios en hormigón, estrategia que para 2018 les reportó un incremento de los ingresos.
Para 2021, informaron que las ganancias de CAP Acero se explicaron por “los esfuerzos de reducción de costos y búsqueda de mayor competitividad, así como del redireccionamiento productivo y comercial a productos con mayor valor agregado”.
Sin embargo, esos dos años fueron excepcionales. Ante ello, la tarde de este miércoles la siderúrgica anunció su cierre indefinido -inició operaciones en 1950 y en 1981 pasa a CAP-, argumentando que las sobretasas recomendadas por la Comisión Antidistorsiones eran “menores a las solicitadas” por ellos, impidiendo a la empresa “competir en igualdad de condiciones”. Así, el directorio de la filial del grupo CAP puso fin de manera indefinida a las operaciones de la histórica acerera de la Región del Biobío, que opera hace mas de 70 años en la comuna de Talcahuano y genera más de 20 mil empleos directos e indirectos.
Actualmente el directorio de Huachipato está compuesto por su presidente Julio Bertrand, Catalina Mertz, Jorge Salvatierra, Alejandro Figueroa, Roberto de Andraca Adriasola, Marisol Montaña y Nicolás Burr.
En un hecho esencial enviado por la tarde, CAP comunicó que el proceso de cierre concluiría dentro de tres meses, y que se espera que tenga un impacto financiero de “hasta aproximadamente US$100 millones” en los próximos 12 meses. Además, la firma detalló que el impacto contable será de entre US$270 millones y US$330 millones, debido a “un castigo por deterioro de los activos”.
El cierre de la compañía fue celebrada por el mercado. El mismo miércoles la acción se empinó 6,6%. En un reporte enviado este jueves a sus clientes, BCI actualizó su cobertura sobre CAP, “cambiando nuestra recomendación de Neutral a Sobreponderar”, con un precio objetivo para la acción de $8.000. Este jueves el papel cerró en $6.999.
Según BCI, “estimamos presiones alcistas en Ebitda dado el favorable escenario que transitaría el mercado del hierro en 2024 a pesar del descenso que han mostrado sus precios en lo reciente, así como por el reconocimiento del valor incremental que aportaría la suspensión indefinida de la filial de producción de acero del grupo, Compañía Siderúrgica Huachipato”.
Desde 2010 a la fecha, el Ipsa se empina 33%, mientras que la acción de CAP se desploma 72,5%.
El negocio de Huachipato
A pesar de su giro hacia las barras largas para la construcción, la crisis del sector ha profundizado las pérdidas de la compañía. Así lo señalan en la memoria 2022, donde afirman que las mermas de US$122 millones de ese año, se explicaron por “la detención temporal no programada a inicios del año del Alto Horno N°2, producto de un enfriamiento, así como también a una menor actividad en el sector de la construcción, que ha impactado el mercado de barras de acero en el país”.
Y a ello se sumó la inflación a nivel global, que incidió “en los resultados, al no poder traspasar a precio las alzas en costos. Esto, debido a los altos volúmenes de importación de productos de acero provenientes de China, en donde se contrajo la demanda interna”.
Los principales productos de la compañía son las barras gruesas destinadas a la fabricación de medios de molienda, pernos helicoidales para la fortificación de túneles, alambrón, productos derivados de barras gruesas lisas para fabricación de tornillería, barras para refuerzo de hormigón utilizadas en la construcción de obras civiles de infraestructura y en edificación.
La decisión de Huachipato tendría impacto en otras industrias. Su producción de barras para la elaboración de bolas de molienda - utilizadas en la minería para moler materiales por impacto, abrasión y aplastamieno- golpearía a Molycop, que alcanza una participación de mercado que ronda el 35%. Según ha estimado la propia firma, el 60% de la producción de Huachipato tiene como destino final la producción de bolas de molienda.
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