Sigamos con las tecnologías descontaminantes
Chile tiene la oportunidad, por primera vez en la historia, no solo de generar con fuentes propias, sino también de exportarlas. Para ello, debemos aprovechar las bondades que nos brinda nuestro variado territorio.
Estamos viviendo en forma acelerada el proceso de descarbonización de la matriz energética, buscando en su reemplazo fuentes limpias de generación eléctrica. Las energías renovables no convencionales han llegado a un 25,5% de la energía que utilizamos y, si agregamos a ellas la generación limpia de las centrales hidroeléctricas, estas representan el 42,2% del total.
El resto de la generación es térmica y el 36,8% proviene todavía de las centrales a carbón. Es necesario acelerar aún más este cambio para poder lograr que la generación eléctrica se base en energías limpias. En el comienzo, se estimó que las contaminantes continuarán alimentando nuestra matriz hasta el año 2050. A la velocidad que se mueve la ciencia, la tecnología y el quehacer humano, pareciera un plazo demasiado largo.
Para lograr éxito en este desafío, además de apagar nuestras centrales a carbón, debemos seguir invirtiendo en las renovables no convencionales y buscar nuevas alternativas que nos permitan sacar energía de otras fuentes que nos proporcione la tierra.
Chile tiene la oportunidad, por primera vez en la historia, no solo de generar con fuentes propias, sino también de exportarlas. Para ello, debemos aprovechar las bondades que nos brinda nuestro variado territorio. En el norte, tenemos el desierto con los niveles de radiación más altos del planeta, el que debemos seguir aprovechando para construir más parques fotovoltaicos. En el centro y sur del país, tenemos que continuar levantando grandes parques eólicos, que generen también gran cantidad de energía no contaminante.
Sin embargo, nuestro gran desafío es encontrar otras fuentes. Para ello, hay que invertir en su búsqueda, en conjunto con centros científicos, universidades, otras empresas y agencias estatales. Puede que el camino sea largo, sin embargo, tenemos que ser perseverantes, porque muchas veces en estas búsquedas hay éxitos y fracasos.
En Enel estamos en eso. Es así como en 2017, comenzamos a operar la planta geotérmica de Cerro Pabellón en Ollagüe, construida por Geotérmica del Norte (GDN), un joint venture entre Enel Green Power Chile y ENAP.
También, obtuvimos esta semana la aprobación de la unanimidad de la Comisión Regional de Medio Ambiente para instalar en la Patagonia de la Región de Magallanes, la primera planta productora de eCombustibles en base a hidrógeno verde, en la que estamos asociados con HIF filial de AME y otras empresas como Siemens, ENAP y Porsche.
Sin embargo, nuestra búsqueda continúa, y es así como hace un par de semanas instalamos el primer sistema capaz de convertir la energía de las olas (undimotriz) en energía eléctrica que se almacena en baterías. Este sistema es parte de un proyecto de innovación llamado Open Sea Lab, que fue llevado a cabo por MERIC, centro de excelencia de energía marina, cofundado por Enel Green Power Chile y Naval Energies, empresa europea especializada en estas tecnologías.
A nivel político, apoyamos el encuentro de energías limpias más grande del mundo, del que Chile será anfitrión a fin de mes. Se trata del Clean Energy Ministerial (CEM), un foro global de alto nivel que promueve políticas y programas para avanzar en el despliegue de tecnologías de energías limpias, y Mision Innovation (MI), que busca acelerar la innovación en energías limpias a nivel mundial, a través de la inversión en investigaciones.
Las empresas de energía estamos ciertamente exigidas, ya que limpiar nuestra matriz es una obligación ineludible, por el medioambiente, las personas y el planeta. Tenemos que seguir diversificando, invirtiendo, innovando e investigando.