Ya no quieren más créditos: préstamos de consumo caen también en cajas y cooperativas
En la banca los préstamos de consumo han caído en 3,6% en los últimos doce meses, realidad que también se replica en las cajas de compensación y cooperativas, lo que atribuyen a la liquidez producto de las ayudas del Estado y de los retiros de fondos previsionales.
Son cerca de US$3.000 millones mensuales que llegan a 16 millones de personas. Esas son las cifras del IFE Universal, bono entregado por el gobierno para hacer frente a las secuelas económicas que está dejando la pandemia global, pero que ha tenido otra serie de efectos.
Los recursos entregados por el Estado llegan a casi US$22 mil millones, sumados a los US$55 mil millones que han significado los tres retiros de fondos previsionales, todo lo cual ha activado las alarmas de los economistas respecto de los efectos inflacionarios y en el empleo. Pero en paralelo, esta abundancia de recursos también ha llevado a que la morosidad en el sistema financiero esté en niveles históricamente baja y a que la entrega de créditos de consumo esté cayendo.
Según datos de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), en el sistema bancario las colocaciones a septiembre cayeron 0,3% versus igual período de 2020, en parte explicado por la baja en los préstamos para consumo de 3,67% en el mismo lapso, totalizando esa cartera unos US$29.572 millones. Pero dicha baja además se repite en otro tipo de entidades financieras.
Así es como en las cajas de compensación el stock de créditos sociales, entre agosto de 2020 y el mismo mes de 2021, pasó de US$2.919 millones a US$2.800 millones, es decir un descenso de 4,05% en el período.
¿Por qué los créditos entregados por estas instituciones, enfocados generalmente en los segmentos de menores recursos, caen? Según Tomás Campero, presidente de Cajas de Chile, “ha sido la tendencia desde la crisis social en adelante. Es una tendencia general y las cajas no están exentas”.
Campero señala que hay tres razones principales que explican la situación: “La primera, que se dio principalmente en 2020 y parte de 2021, son las ayudas del Estado. Tenemos un segmento, a diferencia de la banca, que fue especialmente beneficiado por las ayudas, que entregó más liquidez a los hogares y trabajadores, y eso significó que tuvieran menor demanda. La segunda razón, que creo que se da durante este año, es de precaución. A raíz de la incertidumbre económica, las familias están más cautelosas. El crédito social financia proyectos de mediana envergadura, como reparaciones en casa, compras de algún vehículo”.
Agrega que “la tercera tiene que ver con el acceso limitado de las cajas, pues a diferencia de las entidades financieras, no tenemos un acceso a las línea de crédito del Banco Central, y eso nos hace comparativamente no entregar las mejores tasas”.
La características de este tipo de créditos es que está dirigido a los afiliados de cada caja, y la tasa de interés es la misma para todos los trabajadores, aunque para los pensionados afiliados a cada entidad debe ser menor. Además, el pago se puede realizar mediante descuento por planilla.
A lo que ocurre con las cajas se suman las cooperativas de ahorro y crédito. Las entidades, supervisadas por la CMF, cuyo stock de préstamos en consumo llega a US$1.727 millones, informaron en agosto una baja de 3,22% en sus colocaciones totales.
Según detalló la CMF, “dicha trayectoria se debió, mayormente, al comportamiento de la cartera de consumo, la que concentró el 72,03 % de las colocaciones y que, este mes, retrocedió a una tasa de -5,91 % anual, inferior a la caída de -6,25 % registrada el mes anterior”.
En su último Informe de Estabilidad Financiera, el Banco Central indicó que “la deuda de los hogares ha profundizado el menor dinamismo que mostraba en el informe previo, cayendo 2,3% real anual en el primer trimestre de 2021. Esto ha llevado a una estabilización del endeudamiento en torno a 50% del PIB en el último año”.
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