Con una alfombra roja y un cóctel hecho por el chef Guillermo Rodríguez. Así esperó ayer Andrónico Luksic, junto a su esposa Rocío González, al selecto grupo que invitó a la matriz de Banco de Chile para celebrar el pago de la última cuota de la deuda subordinada.

A los festejos, que se realizaron donde se encuentran las históricas cajas de la matriz en Ahumada 251, asistieron cerca de 60 personas, entre ellos,  el ministro de Hacienda, Felipe Larraín; el ex presidente del Banco Central y director de Santander, Rodrigo Vergara;  el presidente de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), Joaquín Cortez; el presidente de BancoEstado, Arturo Tagle; los ex presidentes de la Asociación de Bancos (ABIF), Segismundo Schulin-Zeuthen y Jorge Awad; así como el recién asumido presidente de la ABIF, José Manuel Mena.

A ellos se sumó el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, quien fue director de Banco de Chile hasta el año 2000, y parte del pacto controlador junto a  Carlos Alberto Délano, quien también llegó al cóctel.

Además de Luksic, y la máxima plana ejecutiva que lo acompañó ayer por la mañana al Banco Central (Jane Fraser, CEO de Citigroup; Pablo Granifo, presidente de Banco de Chile; y Eduardo Ebenperger, gerente general), también asistió Andrés Ergas, de la familia accionista del Chile; Hernán Arellano, gerente general de Banchile; Gonzalo Menéndez Duque, director del Chile; Rodrigo Manubens, director suplente del banco.

Los invitados comenzaron a llegar un poco antes de las 19.00 y media hora más tarde Ebensperger introdujo los discursos que dieron Granifo y Luksic a los asistentes. También el ministro de Hacienda hizo un discurso, donde bromeó que el único que no estaría tan feliz con el fin de la deuda subordinada del Banco de Chile sería el Banco Central, pues ya no tendría un instrumento rentando a UF+5.

Manubens recuerda que durante la crisis de los 80 estuvo en el primer equipo de intervención del banco junto a Francisco Ibáñez, y Ricardo Rivadeneira, quienes fueron designados por la Superintendencia de Bancos durante los primeros seis meses. En ese sentido, a la salida del cóctel de anoche, recordó: "Yo estuve acá el día de la intervención, de hecho me tocó entregar el decreto de intervención a don Manuel Vinagre, para mí es muy emocionante (el pago de la deuda). Jamás pensé que habiendo estado el día uno, estaría el día final, así que (estoy) muy contento".

El ministro de Hacienda estaba estudiando un doctorado en Harvard cuando fue la crisis financiera de los 80, sin embargo, ayer en su discurso en la matriz del Chile recordó que su padre era director del banco en esa época. "Este es un hito porque me recuerda una época compleja para Chile, la época de la crisis financiera, y este era el último vestigio de la crisis financiera, y es una deuda que se paga mucho tiempo antes. Yo les he pedido acá (en mi discurso) que nos acompañen en la nueva época, que es este fin de la deuda subordinada que es tan simbólica, a la época de Chile centro financiero…Creo que hemos progresado mucho y que tenemos las condiciones para hacer de Chile centro financiero, así que yo convoco a toda la comunidad financiera a que nos acompañe en este desafío", dijo el ministro Larraín a la salida del cóctel.

Mena, el nuevo presidente de la ABIF, ejercía como jefe de departamento de un área en el Banco Nacional durante la crisis de los 80, una de las entidades intervenidas. Allí le tocó colaborar para precisar la magnitud del problema, aunque al poco andar pasó al Banco Osorno, donde le tocó liderar el proceso de venta de esta entidad que pertenecía al Banco de Santiago, uno de los dos bancos más grandes de ese momento junto al Chile, y que también estaba intervenido.

"La crisis de los 80 fue una lección de responsabilidad en el actuar para el país, una responsabilidad de mantener al sistema financiero solvente, y este (el pago de la deuda subordinada) es un hito que nos vuelve a reafirmar la necesidad de preservar con cuidado esos conceptos. El sistema financiero solvente garantiza una economía estable, permite con eso aspirar a crecer más, y ha sido una tranquilidad en estas décadas transcurridas el poder tener un sistema financiero que no sea una preocupación para el Ministerio de Hacienda, ni para la economía", comentó ayer Mena.

Schulin-Zeuthen ejercía como gerente general adjunto del Banco Morgan Finansa cuando comenzó la crisis, y en 1985 llegó a Banco de Chile, donde le tocó el proceso de venta de cartera,  venta acciones, capitalismo popular, y después la misma deuda subordinada que esta semana pagó el Chile. "Era muy difícil de poder cumplir (el pago de la deuda) y en ese sentido los accionistas del banco tuvieron la visión de generar fusiones y desarrollar el banco, lo que permitió pagar bastante antes de lo previsto", dijo.

El actual presidente de Banco Internacional, y ex presidente ABIF, agrega que este "es el término de un proceso. Nada es imposible, pero yo diría que es muy difícil que volvamos a vivir una situación como la que se vivió en ese tiempo, porque se produjo la tormenta perfecta. Primero, la Ley de Bancos era muy permisiva, con lo cual había una tremenda concentración de créditos, lo que se daba también en los propietarios de los bancos. Segundo, habían descalces enormes de plazos y monedas, hay que recordar que era el tiempo de los petrodólares…y por otro lado había serios problemas de riesgo operacional".

Awad, en tanto, ejerció como director de Banco de Chile desde 1996.  "Es una gran noticia no sólo para Banco de Chile, sino que para el país. Se demuestra que, cuando en un momento, por más alta que sea la crisis, se juntan nuevas regulaciones, accionistas de carácter mundial, y un equipo ejecutivo de primer nivel, hasta las deudas más difíciles se pueden cumplir, y por eso Chile yo creo que ha dado un ejemplo de responsabilidad económica frente los ciudadanos chilenos primero, y después frente al mundo", detalló.

El presidente de BancoEstado, Arturo Tagle, primero vivió la crisis bancaria como empleado de la SBIF en 1984, luego dentro de Banco de Chile, ayudando a ver la fórmula definitiva del pago de la deuda subordinada, donde se mantuvo hasta 2018. "Marca un hito porque realmente es el fin de la crisis de los 80, se demostró que haciéndolo bien se podía pagar, que era la convicción de quienes estuvimos en ese tiempo estructurando esta forma de pago, así que es una satisfacción haber contribuido en una parte a la solución de esto", señaló Tagle.