Los mercados vivieron días de euforia tras el anuncio de eficacia de las vacunas de Moderna y Pfizer. Sin embargo, en cuestión de días, el rápido avance del coronavirus y nuevas medidas de cuarentenas, dificultan la ya compleja tarea de ajustar las carteras de inversión para 2021.
Ante el flujo de noticias que determinan el movimiento de los mercados y mantienen la volatilidad, los inversionistas cuestionan cuáles podrían ser los mercados ganadores en un escenario de recuperación económica.
¿Será un año para activos emergentes o los inversionistas seguirán la tendencia de apetito por desarrollados?
Axel Christensen, director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock, dice que las perspectivas para la renta variable son más optimistas que para la renta fija y el efectivo en el año entrante. Esto, sin perder de vista los criterios de diferenciación, pues a su juicio, serán aún más relevantes que en años anteriores.
Considerando la inédita recuperación de Walll Street durante el año, pareciendo ignorar los riesgos latentes, dificulta la búsqueda de retornos en dicho mercado, además de incorporar el riesgos de fuertes ajustes en línea con los flujos de noticias sobre una vacuna.
Inversiones en LatAm
El diagnóstico de Christensen para los mercados de Chile, Brasil y LatAm en general, además de los emergentes, se vislumbra positivo, al menos en el corto plazo. Si bien existen oportunidades para el inicio del próximo año, advierte sobre los riesgos que surgirán en el largo plazo.
“Ante una amplia liquidez global, la búsqueda de inversionistas por mayores rendimientos y la perspectiva de una recuperación cíclica. Sin embargo, a muchos les preocupa América Latina en un horizonte de tiempo más extendido. Estas preocupaciones se deben a crecimientos estructuralmente más bajos por menores niveles de productividad, el aumento de los niveles de deuda que ha conllevado la respuesta al COVID-19 y las tensiones sociales que han alimentado crecientes niveles de populismo político”, explica Christensen.
De momento, Christensen destaca la alta necesidad de que los inversionistas sean capaces de reconocer matices entre países y sectores de LatAm. Según comenta, la magnitud de los estímulos de los bancos centrales de economías desarrolladas podría incrementar el flujo de inversión hacia la región, pero de manera “desproporcionada”.
“Estrategias indexadas incluyendo ETFs, tendrán un importante rol, casi independientemente de los fundamentos. Pero eso no significa que no habrá un día de ajuste de cuentas para los países que no sean capaces de resolver a tiempo la deteriorada situación actual, tanto fiscal como social (...) Es probable que la dispersión de retornos aumente y los mercados emergentes con fundamentos más sólidos deberían beneficiarse de manera desproporcionada como destino de los flujos”, agrega Christensen.
Acciones y bonos
Más que una estrategia regional, las inversiones para el inicio de 2021 se inclinarán por elevar exposición o por ETF por países, lo cual responde al foco en la diferenciación.
En un mundo de tasas de interés en niveles mínimos por un tiempo prolongado, el atractivo en renta fija se ubicará en deuda de mercados emergentes, donde Christensen destaca América Latina. La importancia de la distinción entre monedas, riesgos de crédito, sectores y acciones de cada país será la receta para 2021.
“Creemos que los inversionistas de renta variable en América Latina estarán particularmente enfocados en esos elementos diferenciadores antes mencionados. Al mirar Chile o Brasil, por ejemplo, prima el interés en una recuperación más rápida de la demanda interna en relación con otros países, así como los sectores con mayor exposición al crecimiento de China, como son la minería o agroindustria. Creemos que persistirá interés de combinar exposiciones a sectores que combinen el elemento de resiliencia observada durante la pandemia (como empresas del sector consumo no-durable o de servicios públicos) con aquellos que se beneficien más de la recuperación, primero externo (exportadoras) y luego doméstico (bancos, construcción)”, dice Christensen.
Respecto a las inversiones en renta fija y monedas, persistirá la búsqueda de rendimientos, pues la debilidad del dólar se mantendría en 2021 según Axel Christensen, lo cual eleva el atractivos por la deuda en moneda local de países y empresas de América Latina. Esto, se llevará a cabo con una relevante diferenciación en perspectivas fiscales y crediticias.
“La actual capacidad de aceptar desajustes generados por la necesidad de hacer frente al COVID-19 (como también a crecientes demandas sociales) gradualmente retrocederá para volver a situar la sustentabilidad de equilibrios macroeconómicos (en el caso de países) o de solvencia de sus modelos de negocios (en el caso de empresas) como criterios de direccionamiento del flujo de inversionistas”, concluye Christensen.