Dentro del remezón que ha generado la crisis social en los mercados financieros, una de las áreas más afectadas ha sido la renta fija.

En efecto, los inversionistas han liquidado algunas posiciones en fondos mutuos y de inversión enfocados en este segmento y ha habido una fuga de afiliados del fondo E, el más expuesto a la renta fija local, hacia fondos con mayor exposición a instrumentos internacionales.

Pero no ha sido lo único impacto. El estallido que comenzó el 18 de octubre también ha congelado las colocaciones de bonos corporativos y bancarios.

En noviembre solo se registró la emisión de cuatro nuevos papeles, siendo el mes menos activo desde junio de 2017, cuando se colocaron tres bonos. También es una cifra baja respecto a los meses anteriores: 16 en agosto, 10 en septiembre y 11 en octubre.

Mientras que en lo que va de diciembre no ha habido ninguna emisión. Así lo constatan las cifras entregadas por la firma de servicios de información e ingeniería financiera RiskAmerica.

"La baja emisión de bonos se explica por la fuerte subida que experimentaron las tasas de interés a nivel local tras el estallido social.  Las tasas subieron porque los inversionistas buscaron refugio en el dólar y se salieron de un porcentaje importante de activos líquidos locales como fondos mutuos de renta fija. No solamente subieron las tasas de interés, sino que también han aumentado los spreads con lo que el costo de financiamiento se encareció de manera importante", explica Luis Méndez, gerente general de Banmerchant Asset Management.

Agrega que cuando se produce un alza importante de tasas de interés en poco tiempo, los emisores prefieren postergar las emisiones hasta que mejoren las condiciones y haya un mejor momento para colocar deuda de largo plazo.

Miguel Inzunza, gerente de mesa institucionales de MBI Corredores de Bolsa, señala que " Hoy día, los bonos corporativos están transando con un spread de al menos 200 puntos base en la parte corta, mientras que hace dos o tres se transaban a 80 puntos. En el caso de los bancarios, subieron al menos 50 puntos base".

Añade que a lo anterior se suma que hay una menor demanda para comprar este tipo de papeles.

Por su parte, Antonio Moncado, economista de Bci Estudios, dice que "buena parte de los programas de emisión de deuda corporativa y bancaria ya se ejecutaron previamente. A esto se suma, la incertidumbre en el valor de instrumentos comparables o benchmark, y de otras variables financieras como el tipo de cambio. Conocer el valor efectivo de los instrumentos de deuda en una coyuntura volátil, pudo contribuir a detener nuevas emisiones".

¿Seguirá la tendencia?

Los expertos discrepan sobre el tiempo que tomará para que la actividad de colocaciones de bonos retome los niveles de meses previos.

Para Moncado, "es de esperar que durante los primeros meses de 2020 se reanuden las emisiones. Posiblemente a inicios del próximo año, conoceremos el calendario de emisión de bonos de Tesorería, uno de los inputs necesarios para la planificación de deuda de empresas durante 2020. Además, veremos progresivamente una reducción en la volatilidad de las tasas base, lo que permitirá una mejor valorización de las próximas emisiones".

Méndez indica que, debido a que previo a la crisis las tasas de interés habían caído a niveles mínimos históricos, gran parte de las empresas locales ya habían aprovechado de refinanciarse a largo plazo en muy buenas condiciones. Las que no lo hicieron enfrentarán condiciones más adversas, advierte.

En ese sentido, agrega, "esperamos que mientras las tasas de interés se mantengan elevadas las empresas emisoras esperarán a que las condiciones de mercado mejoren y aumente el interés de parte de los inversionistas para invertir en bonos locales".

Inzunza estima que el actual escenario seguirá, al menos, por unos dos o tres meses. "Cuando veamos más tranquilidad, que se estabilicen los horarios de trabajo de las personas, que no haya más saqueo ni vandalismo, etc., los inversionistas volverán a aumentar su exposición a Chile y habrá mayor demanda por papeles nuevos", sostiene.

Añade que, dado que la economía no crecería más de 1,5% en 2020, según el Banco Central, la mayoría de los actores corporativos y bancos emitirán poco, ya que, entre otros factores, no habrá muchos proyectos nuevos que necesiten financiamiento, mientras que varias compañías venían haciendo refinanciamientos.

El bajo nivel de emisión de este tipo de papeles generará, a su vez, que los inversionistas deberán escoger entre comprar instrumentos ya existentes o los bonos base de Hacienda y Tesorería.

Algunos efectos que podría dejar esta tendencia, de acuerdo a los expertos, es que las empresas enfrentarían dificultades para encontrar financiamientos en términos convenientes para invertir y los inversionistas o prestamistas demandarán un mayor premio por riesgo ante la incertidumbre local.