El viernes 5 de octubre de 2018 marcó un hito en la historia del mercado de valores chileno. Ese día, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) revocó la autorización de existencia de la Bolsa de Valparaíso, lo que implicó el cierre del parqué local más antiguo que llevaba 126 años operando.
Lo anterior, además, implicó el comienzo del proceso de liquidación de la bolsa porteña, donde se mandató a una comisión a vender a través de una licitación remate el edificio en el que funcionaba y sus muebles.
A nueves meses de aquello, finalmente la comisión liquidadora decidió vender el inmueble a través de un remate que realizará la empresa Macal, a un precio mínimo de $1.800 millones, a fines de octubre próximo. El edificio, que fue diseñado por el arquitecto Carlos Claussen y terminó de construirse en 1915, tiene un total de 4.863 metros cuadrados desplegados en cinco pisos que albergan 54 oficinas y un subterráneo.
La propiedad está emplazada en uno de los sectores más característicos de Valparaíso, ya que se ubica a metros de la Plaza Sotomayor y está cerca del puerto.
Jorge Mislej Musalem, presidente de la comisión liquidadora de la plaza bursátil, revela algunos detalles inéditos del proceso de venta. Entre otros datos, cuenta que recibieron diversas ofertas de firmas de gestión inmobiliaria para concretar al remate, entre las que se encuentran Colliers International, Urban y Chile Sotheby's International Realty, pero finalmente optaron por la propuesta de Macal.
Sobre el precio mínimo de enajenación, aclara que había sido definido en la junta extraordinaria de accionistas en la que se constituyó la comisión liquidadora.
¿Quiénes podrían quedarse con el inmueble? "Hay interesados en la propiedad del rubro hotelero e inmobiliario", confidencia.
Respecto al uso que les darán a los recursos que recauden con la transacción, señala que se destinarán a "pagar la totalidad de los pasivos operacionales que tiene la bolsa y el remanente será distribuido entre los accionistas".
Las razones del cierre
Aquel 5 de octubre del año pasado, cuando la CMF revocó el permiso de existencia de la Bolsa de Valparaíso entregó las razones por las que tomó la decisión.
Entre otros motivos, el organismo regulador que dirige Joaquín Cortez estableció que no cumplía con algunas exigencias que fija la Ley del Mercado de Valores. En particular, que solo contaba con seis corredores mientras que la legislación estipula un mínimo de 10.
En ese sentido, sostuvo que la Bolsa no presentó antecedentes concretos que respaldaran que el plan de negocios propuesto le ayudaría a elevar el volumen de operaciones de su giro o que ampliaría su base de corredores.
También sostuvo que no se observaba la existencia de segmentos o sub segmentos del mercado bursátil que podrían ser afectados por el no funcionamiento de la plaza.
Sumado a lo anterior, agregó el regulador, se basaron en una auditoría que concluyó que "no cuenta con estándares mínimos de operación que garanticen su adecuado funcionamiento y la protección de los inversionistas".
La plaza bursátil más antigua del país venía arrastrando una profunda crisis desde hace varios años. Una situación que ilustra esto es que estaba transando entre $ 5 millones y $ 50 millones diarios, mientras que la Bolsa de Comercio de Santiago mueve cerca de $ 1 billón por día. A esto se sumó que en último tiempo estuvo ligada a casos de fraude y estafas que son investigados en la justicia.