A fines de mayo de 2018, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) dio el visto bueno al acuerdo mediante el cual el grupo brasileño Gerdau selló su salida de Chile, donde participaba del mercado del acero.

Lo anterior, porque la FNE autorizó a que Gerdau vendiera sus operaciones en Chile, a través de Gerdau Chile Inversiones Limitada, a un grupo de inversionistas entre los que estaban las familias Matetic Riestra y Conrads Ruiz-Tagle y José Luis del Río en US$154 millones. Este acuerdo había sido anunciado previamente en octubre de 2017.

Antes de que se concretara esta transacción, los brasileños realizaron una operación a través de su filial chilena.

El 9 de abril de 2018, seis meses después de que se anunciara el acuerdo entre Gerdau y los empresarios chilenos, se dio a conocer una noticia relevante en el mercado de valores peruano. Ese día, Empresa Siderúrgica del Perú (Siderperú), controlada en un 90,03% por Gerdau, informó al regulador de ese país que su mayor accionista autorizó a Gerdau Chile Inversiones Limitada, es decir, una empresa relacionada, a comprar 463 millones de acciones de Siderperú.

Esta transferencia se haría a un precio de 1,08 soles peruanos, lo que implicaba un valor total cercano a los US$155 millones, según el tipo de cambio de esa época, conllevando un premio de 111% en relación al precio del cierre del día previo (0,51 soles).

Al día siguiente del anuncio, las acciones de Siderperú fueron suspendidas por la Bolsa de Valores de Lima, ya que llegaron a subir más de 17% durante las primeras horas de transacciones.

Junto con confirmar que el alza se debía a la noticia del día anterior, desde la filial peruana de Gerdau explicaron que la transferencia sería realizada entre empresas del mismo grupo, no alteraría la unidad de decisión de control y no conllevaría la realización de una Oferta Pública de Adquisición (OPA) de acciones.

También indicaron que hasta ese momento todavía no definían la modalidad ni la fecha de la transacción, pero que comunicarían cualquier hecho de importancia de la operación en caso de haberlo.

La única noticia posterior de la que hay registro en la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) de Perú es del 27 de septiembre del año pasado. En esa fecha, Siderperú precisó al regulador que "nos parece oportuno comunicar que hasta el momento no se ha tomado ninguna decisión al respecto. Se comunicará cualquier hecho de importancia futuro". Sin embargo, no hay registro de que haya informado sobre la operación.

Al ser consultado el grupo brasileño de si efectivamente se llevó a cabo la transacción, de la fecha y de la modalidad en la que se hizo, optaron por no dar declaraciones.

Las dudas sobre los impuestos

La dudas en el mercado no solo rodearon dicha transferencia, sino que también giran en torno a los impuestos que pagó Gerdau al salir de Chile.

Al ser consultados en Gerdau y en el Servicio de Impuestos Internos (SII) sobre el tema, ambos declinaron hacer comentarios.

Por su parte, Álvaro Moraga, socio fundador del estudio Moraga & Cía Abogados, explica cómo debiera haber tributado la venta de las operaciones chilenas del grupo brasileño.

"Lo que se vende es la filial, por lo tanto, o son acciones o son derechos sociales (dependiendo si la filial es sociedad limitada o anónima)", aclara el experto tributario. Por lo tanto, añade, "la venta está sujeta al régimen general de tributación del impuesto la renta, y que, en este caso, al ser el vendedor extranjero, es del 35% del mayor valor que se genere en la operación".

El bien mayor valor está dado por la diferencia entre lo que le costaron las acciones o derechos de la sociedad respecto de lo que le pagaron por ellos.

"Ahora bien, si la brasileña hace la operación a través de una sociedad chilena, y no quiere llevarse las utilidades fuera de Chile, la tributación sería del 27%", indica Moraga.

Más allá de la tributación, otro pasaje poco conocido hasta ahora era el financiamiento por US$85 millones que obtuvo Gerdau Aza, una de las filiales que el grupo brasileño tenía en el país, por parte del Banco de Chile para pagar los compromisos que tenía con otros bancos chilenos.

Esta operación de refinanciamiento, donde la firma fue asesorada por el estudio de abogados Barros & Errázuriz, fue una condición establecida para sellar el acuerdo mediante el que Gerdau vendió sus operaciones al grupo de inversionistas chilenos.