El miércoles 25 de octubre de 2017 marcó un antes y un después para el régimen de inversiones de las AFP. Ese día, la Superintendencia de Pensiones (SP) publicó las normas que permitieron que los fondos de pensiones administrados por las gestoras pudieran comenzar a invertir en los denominados activos alternativos, que en los últimos años han estado en boga ante un mundo de bajas tasas de interés y elevada volatilidad en las acciones.

Tras ello, varias AFP cambiaron sus políticas de inversión para poder participar de este negocio, previo visto bueno del regulador. Así, sacando a AFP UNO, que ingresó al sistema en marzo pasado, las únicas dos administradoras que no han actualizado sus políticas son Planvital y Modelo.

De este modo, se sumaron a otros inversionistas institucionales que venían invirtiendo este tipo de activos: las compañías de seguros y los family office.

Y lo han hecho de forma activa. Al menos así lo reflejan las cifras publicadas por la SP, ya que al 28 de junio pasado los fondos de pensiones tenían invertidos US$3.851,8 millones, lo que representa el 1,76% del total de activos administrados por los fondos. A su vez, representa un incremento de casi US$700 millones respecto de lo registrado al cierre de julio de 2018, cuando los fondos tenían posiciones por US$3.153,8 millones en este tipo de activos, correspondiente al primer mes en que comenzó a registrarse de forma detallada este tipo de inversiones.

Desglosando por zona geográfica, la mayor parte de los recursos está concentrada en el segmento internacional: 70%. Su presencia en el exterior la han concretado a través de vehículos para llevar a cabo inversión en activos de capital privado extranjeros (VCPE), de operaciones de coinversión en capital privado extranjero (CCPE) y por medio de inversión indirecta vía fondos de inversión.

En tanto, la exposición en el plano local la han realizado mediante acciones de sociedades anónimas cerradas (ASC), de sociedades por acciones (SPA), acciones de sociedades en comanditas por acciones (EPA), mutuos hipotecarios endosables (MHE) con fines no habitacionales, participaciones en convenios de crédito o créditos sindicados (CSIN), contratos de arrendamiento de bienes raíces no habitacionales con opción de compra (CLEA), bienes raíces no habitacionales (RAIZ), así como también de forma indirecta a través de fondos de inversión.