La dificultad para contener la crisis preocupa cada vez más a los inversionistas, quienes mantienen una postura defensiva hasta no tener claridad sobre los impactos económicos.

Las extensión de la problemática, los costos que supone la agenda social y una eventual rebaja en la clasificación soberana, son las principales dudas que los inversionistas buscan resolver.

Sin embargo, a casi tres semana del estallido de la crisis, dimensionar el panorama para la economía local parece cada vez más lejano.

Con el nivel de incertidumbre actual, el mercado exige un mayor premio por riesgo a la hora de invertir en activos locales.

Y los bonos de compañías chilenas reflejan el temor en torno al desempeño de la economía local.

El índice de JP Morgan sobre deuda corporativa chilena en dólares (CEMBI CL) revela que hasta septiembre, el spread de los bonos locales mantenía una distancia de entre 50 y 60 puntos base respecto al promedio de la región.

Sin embargo, tras el estallido de la crisis social, esa diferencia se ajustó a 20 puntos base, lo que sugiere que la deuda corporativa chilena se acerca cada vez más al nivel de riesgo general de la región.

Dicho movimiento encendió las alarma del mercado, pues Chile cuenta con la clasificación crediticia más alta de la región, y en consecuencia, el spread de instrumentos locales siempre ha sido inferior al de los países de LatAm.

Este comportamiento está en línea con el incremento del riesgo país. Desde el inicio de la crisis, los CDS a 5 años de Chile acumulan alza de 8 puntos bases.

"Entre los principales países de LatAm, Chile ha sido el único, que desde la segunda mitad de octubre, ha venido aumentando su percepción de riesgo", indica el Head de Renta Fija Latam de BBVA, Cristian Mucherl.

Si bien el aumento mantiene en alerta a los inversionistas, Mucherl afirma que el spread actual aún es manejable y se mantiene dentro de los límites que supone la clasificación A1 de Chile.

"No estamos viendo, por ahora, compañías o sectores de Chile especialmente afectados por los hechos de las últimas semanas, pero sí estamos viendo una percepción general de mayor riesgo hacia Chile", dice Mucherl.

En el peor de los casos, si la percepción de riesgo se eleva hasta reflejar una nota crediticia diferente a la de Chile, la situación se tornaría más compleja.

"La preocupación se centra en costos de la agenda social que , potencialmente, incrementan el aumento de la deuda y, potencialmente, podrían afectar la calificación. Hay que darle seguimiento. Es un aumento de spread aún manejable", agrega Mucherl.

Bonos con menor riesgo sufren los impactos

La incertidumbre respecto al rumbo que tomará la economía local en medio de la crisis ha elevado con fuerza las tasas de mercado.

"El aumento de las tasas libres de riesgo se transfiere de manera más rápida y completa en bonos con menor spread", detalla Ramón Domínguez, Portfolio Manager Renta Fija en MBI Inversiones.

De esta forma, los instrumentos bancarios con duración de entre dos a tres años y con clasificación "AAA", mantenían un spread de 60 puntos base frente a la tasa libre de riesgo. Actualmente, el premio por riesgo se encuentra entre 90 y 100 puntos base.

"En corporativos con mayor spread no se han reflejado estos cambios, principalmente debido a que el alza en las tasas base impacta en mayor medida a los bonos con poco spread como amortiguador", detalla Dominguez.

El índice de rentabilidad de bonos con vencimiento a 3 y 5 años de empresas con mejor clasificación crediticia, muestra un retorno de -3,26% desde fines de septiembre a la fecha.

En el caso de los bonos de compañías con menor rating crediticio y, por ende, un mayor spread, han rentado -2.59%.

Así, los activos con mayor spread y menor duración destacan entre los menos golpeados en este escenarios de crisis.