La administración activa busca ganarle al mercado o, en otras palabras, obtener de forma consistente retornos, ajustados por todos los factores de riesgo relevantes, superiores a los que se obtienen invirtiendo en la bolsa en agregado. La discusión sobre si lo anterior es factible es muy académica, larga y tediosa. Sin embargo, no debiera ser difícil convencer a alguien de que con un equipo de expertos, esto es factible y es la tarea que hace más de 24 años emprendió la empresa Long Term Capital Management (LTCM).

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Olvidemos al gerente de Inversiones con un MBA en Chicago y un equipo de diez analistas. En LTCM, sólo dentro de sus socios, había más de siete PhD en Finanzas, un ex-vicepresidente de la Reserva Federal y no uno, sino dos premios Nobel de Economía. En resumen, es probablemente el equipo de inversiones más impresionante del que se tiene registro. Los resultados estuvieron a la orden del día, con filas de inversionistas para poder ingresar. LTCM entregó retornos de más de 40% durante sus primeros años y contó dentro de sus clientes a fondos soberanos, conocidos billonarios, fondos de pensiones y a sus propios fundadores.

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Su estrategia era "relativamente" simple: encontrar pequeñas discrepancias en el mercado, tomar un montón de deuda y explotar esas discrepancias. El problema, y es uno que sólo podemos identificar con el lujo de la perspectiva, es que todas sus apuestas requerían de un cierto nivel de liquidez. Lo que significa que si hay un apretón generalizado, todas éstas terminarían fallando.

El triste fin de la historia es que durante 1998, para la crisis financiera rusa, el mercado tuvo ese apretón de liquidez, lo que junto con los altos niveles de deuda que tomaba LTCM, generó que la compañía perdiera más de US$4.600 millones, teniendo que ser rescatada por la Reserva Federal.

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A casi 20 años del colapso de LTCM, son dos las lecciones fundamentales con las que el inversionista debiera quedarse. La primera, es que tener un equipo altamente preparado no es una garantía para el éxito. Y la segunda, es que muchas veces nos podemos engañar pensado que vencemos al mercado, cuando lo único que estamos haciendo es tomar riesgos no observables, como fue la liquidez para el caso de LTCM.

*El autor es economista jefe y socio de Abaqus.