Esta semana se cumplieron oficialmente los 30 años de vida del retail chileno desde que se inaugurara en 1982 el Parque Arauco como la punta de lanza de una industria líder en nuestro país. Los números impresionan: 150 establecimientos en Chile, 40 millones de visitas al mes, casi 3 millones de metros cuadrados construidos, 100 mil empleos directos u indirectos, presencia en 4 países de la región y muchos millones de ganancias para las empresas.

Con la masificación del crédito, el crecimiento económico, la segmentación de los públicos y el desarrollo de otras industrias en Chile que hacen crecer las ciudades como la minería en Antofagasta,  por ejemplo, la expansión de los malls en Santiago y regiones era inminente.  Hemos visto como las principales ciudades del país, y otras no tanto, cuentan con el mall de rigor. Sin ir más lejos, hasta Castro tendrá el suyo. Para bien y para mal.  El lujo también tiene mucho que decir, y la aparición del "distrito del lujo" en Parque Arauco o el Mall del lujo que abrirá sus puertas en Nueva Costanera el 2014 son respuestas concretas a una demanda y sofisticación de los gustos locales y del turismo internacional.

Además, las pocas barreras de entrada que posee Chile frente la inversión extranjera, han hecho que las principales marcas mundiales pongan los ojos en nuestro país. Un ejemplo emblemático es la llegada del gigante sueco de ropa H&M y varias otras que prontamente pondrán sus iniciales en los malls chilenos. De igual manera, el formato de stand alone (tienda fuera de mall) claramente no funcionó como si lo hace en otros países y es por eso que malls han ganado presencia, tamaño y consideración. La aparición de los stripcenters también fueron una respuesta "boutique" a aglutinar a varias tiendas, marcas y servicios para generar tráfico. Una apuesta que en sectores de Santiago ha funcionado y que se están expandiendo rápidamente por regiones, con los consiguientes cambios de suelo residencial a comercial. Los grandes damnificados son los barrios. Ejemplo concreto la calle Luis Pasteur que hoy realmente parece un bazar.  Una pena. Pero eso es harina de otro costal.

Volviendo al tema, dado que somos un mercado chico pero disciplinado, la verdadera expansión del formato mall chileno se está dando en el exterior. Y es cada vez más relevante. Es cosa de ver los resultados de Falabella en Argentina. En su último informe trimestral, en el país trasandino la empresa generó ingresos por US$2175 por metro cuadrado, versus US$2053 en Chile (fuente Falabella). Ya estamos fuerte en 3 países (Perú, Argentina y Colombia), se espera crecer en 20% al 2015 en esos países y obviamente en un futuro cercano los dardos apuntan al gigante Brasil, la madre de todas las batallas.

Los malls son necesarios como punto de encuentro familiar ya que poseen diversos servicios que apuntan a la entretención. La clave es como regular los crecimientos de los malls frente al bienestar de las comunidades y el cuidado del entorno. Tarea nada de fácil. P

(*) Director ejecutivo ALTA Comunicación - @pablocourard