El ritmo acelerado del desarrollo tecnológico exige una constante adaptación y transformación en todos los sectores profesionales. La automatización de tareas y la innovación han hecho desaparecer trabajos como el de telefonista o dependiente de videoclub, y se vaticina que en 2030 no quedarán teleoperadores o cajeros de supermercado. Los primeros estudios sobre el impacto de la tecnología en el sector legal realizados sobre Reino Unido calculan que entre el 39% (según Deloitte Legal) y el 20% (según The Law Society) podrían desaparecer, suprimiendo entre 114 mil y 78 mil puestos de trabajo. La abogacía no es una isla y bajo la máxima de "adaptarse o morir", el sector, tradicionalmente reticente al cambio, se encuentra inmerso en un periodo de transición para afrontar los ajustes necesarios que les permita sobrevivir en un entorno 'amenazado' por la inteligencia artificial (IA). ¿Aguantarán los abogados el pulso con los robots?
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La reconversión ha cobrado el puesto de algunos abogados que desarrollaban labores 'altamente automatizables' a favor de software basado en IA, algoritmos, blockchain o Big Data. ¿Cuáles son estos trabajos? Jorge Morell, jurista y consultor legaltech en Legaltechies, cita un estudio de los profesores universitarios Dana Remus, de la Universidad de Carolina del Norte, y Frank S. Levy, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, que ordena, de mayor a menor, las tareas más automatizables del profesional legal: revisión de documentación, gestión de casos, crear borradores de documentos, hacer due diligence, buscar información jurídica, investigación, escribir documentos legales, aconsejar al cliente, ir a tribunales y, por último, tareas de negociación. Según esta escala, abogados júnior, secretarios jurídicos, pasantes y, en general, juristas con poca experiencia que lleven a cabo funciones poco especializadas y trabajo repetitivo, estarían en peligro de extinción.
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Una de las amenazas más inminentes, según Josep Maria Fernández Comas, director de www.derechopractico.es, es que el acceso de los jóvenes abogados a los despachos "se verá perjudicado por el protagonismo de la tecnología y la IA". Ellos y el secretariado jurídico serán los más afectados por la reconversión. Pero añade que cada vez son más los profesionales de este perfil que empiezan a formarse para asumir competencias que aporten valor, como, el marketing jurídico o la comunicación. Para Ricardo Oliva, abogado experto en derecho digital y autor del blog Algoritmo Legal, los abogados júnior "no se quedarán sin trabajo", sino que la tecnología les permitirá centrarse en actividades de análisis e involucrarse "a fondo" en las operaciones que asesora su despacho.
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Los expertos coinciden en que las nuevas herramientas basadas en el uso de IA, están asumiendo ciertas tareas o funciones, pero no reemplazarán a los letrados. Para Fernández Comas el abogado del futuro será un profesional más cualificado, creativo, analítico y estratega, que aplicará habilidades de comunicación y negociación para ofrecer un servicio de alto valor a sus clientes. "La combinación de innovación, tecnología y derecho va in crescendo y se postula como otra forma de hacer lo de siempre, pero de forma diferente, mejorando la relación con los clientes y la calidad de los servicios prestados", subraya Cristina Martínez, socia de Mind The Law y co-fundadora de Smart Legal Tech.
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Nuevos puestos
El informe de Deloitte Legal destaca que se han creado nuevos roles altamente competentes para desarrollar y administrar nuevas tecnologías. Estima que estas han contribuido a la pérdida de más de 31.000 empleos pero que ha habido un aumento general de aproximadamente 80.000, la mayoría mejor cualificados y mejor pagados.
"Otra cosa es que las Universidades estén preparando a los futuros abogados para esos nuevos puestos", indica Morell. Las empresas han identificado un desajuste entre las habilidades desarrolladas a través de la educación y las actualmente requeridas en el trabajo (según el informe Deloitte). Se buscan abogados "no solo técnicamente competentes", sino con habilidades más amplias, según Peter Saunders, socio principal de prácticas profesionales en Deloitte. "La formación en la abogacía tiene que sufrir un cambio de 180 grados", señala Fernández Comas, que reclama más horas lectivas en habilidades digitales, project management, gestión de negocio e, incluso, competencias en programación. "Aparecerán nuevas profesiones, muchas de ellas vinculadas a un perfil híbrido derecho-tecnología", otras relacionadas con la gestión de proyectos, la data science o la gestión de riesgos legales, augura el abogado.
Abogados vs IA
La utilización de la IA en la abogacía es algo que ya está ocurriendo, quizá a una escala todavía pequeña, pero que tiene un gran potencial para aplicarlo al día a día del abogado, asegura Morell. Uno de los ámbitos en los que se está mostrando más útil es en labores de predicción de resultados judiciales. Ross, el abogado de IBM creado con inteligencia artificial, rastrea en tiempo real los resultados de nuevas sentencias y juicios que han sentado jurisprudencia y los incorpora a su documentación legal para futuras referencias. En nuestro país, Wolters Kluwer y Google han desarrollado Jurimetría, una herramienta de analítica que proporciona al profesional jurídico una serie de ventajas, señala Fernández Comas, como son: conocer cuál es la duración media de un proceso en un tribunal concreto, la probabilidad de que se recurra un asunto y poder realizar una preparación óptima de la estrategia procesal y de la argumentación legal.
¿En qué es mejor la máquina que el abogado? El ciberabogado es más rápido y preciso, lo que se traduce en una mayor productividad, explica Oliva. Hay experimentos que han enfrentado a máquinas contra letrados perdiendo el humano. En febrero de este año, apunta Morell, LawGeex (herramienta que usa IA para automatizar la revisión de contratos) enfrentó su software a 20 letrados especializados para detectar defectos en 5 acuerdos de confidencialidad. Los expertos encontraron un promedio del 85% de los defectos en hora y media y el software localizó el 94% en 26 segundos. Es decir, 200 veces más rápido. Además no tuvieron que tomar ni un solo café.
Bufete del futuro
Por el contrario, los robots no pueden resolver los problemas morales creados por los humanos, indica Oliva. La IA realizará el trabajo manual, o las tareas más ingratas, pero el abogado revisará y aprobará este trabajo antes de su presentación al cliente. Para Fernández Comas, no hay que olvidar unas premisas básicas, la IA ayuda, pero no toma decisiones, y además no aprende sola: necesita entrenamiento por parte de juristas. En conclusión, el abogado del futuro (aquel que se adapte) no será sustituido por las máquinas, pero trabajará codo a codo con ellas; se dedicará a tareas que aporten más valor añadido y tendrá conocimientos tecnológicos que le darán una ventaja competitiva.
"El despacho que utiliza productos de investigación legal (bases de datos) basadas en IA es potencialmente más eficiente que los colegas que consultan bases de datos tradicionales", asegura Fernández Comas, lo que supone que la firma que utilice estas tecnologías podrá presentar a sus clientes precios más competitivos.
Smart contracts
Hace poco rara vez se oía o leía nada sobre el Blockchain, una tecnología que va mucho más allá del bitcoin. Cristina Martínez señala que "la cadena de bloques trae consigo nuevos modelos de negocio y nuevas formas de trabajar". Una de las principales herramientas de las que Blockchain dota al sector legal son los contratos inteligentes (Smart Contracts). Actualmente, aclara, su uso plantea importantes retos jurídicos a los que, poco a poco y con la práctica, se irá dando solución, "pero su potencial es indiscutible en términos de transparencia, eliminación de intermediarios, seguridad jurídica y ahorro de costes". En opinión de Martínez, "los contratos inteligentes no van a eliminar puestos de trabajo sino que van a obligar al abogado a trabajar de forma distinta y con una perspectiva interdisciplinar". El motivo es que, aunque sean programas, "los Smart Contracts han de ajustarse a Derecho, y esa es una labor del abogado: garantizar a su cliente que con el desarrollo informático realizado, sus derechos están asegurados", afirma la experta.
Ejemplo chileno
El emprendimiento chileno Webdox acaba de ser elegido para ser parte del programa de aceleración de Axtel, NAVE. Webdox junto a TOC, otra compañía chilena, se impusieron por sobre 250 empresas de diferentes partes del mundo y fueron para ser parte del programa del gigante de telecomunicaciones de México, que entrega US$140 mil y el acceso a 15 mil clientes empresariales para el ingreso de los chilenos al gran mercado mexicano.
Webdox es una plataforma de creación, gestión y automatización de contratos que nació en 2012 y que utiliza la inteligencia artificial para facilitar la administración de todos los documentos legales. A fines de 2016 el Archivo Judicial de Santiago (AJS) firmó una alianza con la con la empresa que permitirá a los usuarios acceder de manera online a la documentación.