Un documento de trabajo elaborado por economistas de la OCDE publicado en PULSO es un fuerte llamado de atención para la discusión pública en Chile. Una de las conclusiones del informe es que el 55% de los empleos promedios en Chile tiene una probabilidad de ser sustituido por máquinas. Muy por sobre el promedio mundial, ubicando a Chile entre los países que más se verán "afectados" por la automatización de su mercado laboral.

A la tendencia natural de Chile de reemplazo que muestra este estudio, se agrega ahora la mayor rigidez de su mercado laboral chileno a raíz de la reforma impulsada por el gobierno anterior. Nada se discutió durante el proceso legislativo sobre los avances tecnológicos y sus implicancias en la ocupación actual, ni cómo se podrá reconvertir a gran parte de la fuerza de trabajo que no cuenta con las habilidades suficientes para hacer frente a los desafíos que esta inevitable tendencia significará.

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La tendencia a la automatización ocurre desde hace ya bastante tiempo, no obstante sin duda los cambios al código del trabajo efectuados en Chile aceleran este proceso. Fue un error pretender que vía legislación se subieran los costos laborales para las empresas (por el mayor poder sindical), con el objetivo de dar mejores condiciones a los trabajadores.

Ello, puesto que al presionar por la vía de los costos, la inversión que realizan las empresas en maquinaria se vuelve menos costosa en términos relativos, acelerando este proceso de automatización.

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De todos modos, es necesario precisar que la tecnología, a nivel agregado, será una oportunidad en la creación de nuevos puestos de trabajo, mas no será de inmediato. El problema es que no se está haciendo lo suficiente desde las políticas públicas ni desde el mundo sindical, que sigue enfrascado en una discusión ideológica de hace 50 años. El foco debe ser la puesta al día de los trabajadores menos capacitados.P