Este lunes, Colombia dio un paso histórico con la firma de un acuerdo de paz entre el Estado y la guerrilla de las FARC, a través del que se busca poner fin a 52 años de conflicto armado. Una historia que ese país busca dejar atrás y que junto al narcotráfico ha sido una de las peores lacras para esa nación latinoamericana.
Pero pese a la revelancia que se le dio al desarrollo de la negociación, así como al acuerdo final alcanzado, aún es necesario un último paso, ya que este debe ser ratificado por los colombianos en un plebiscito fijado para el 2 de octubre. Dadas las críticas que ha recibido el proceso que llevó adelante el Gobierno de Juan Manuel Santos, algunos detractores del pacto han señalado que la opción Sí no tiene el éxito asegurado. Y es que si bien es necesario destacar como positiva la búsqueda de un acuerdo que traiga paz a un país tan golpeado como Colombia, también es legítima la aprensión mostrada por algunos sectores en cuanto a que los delitos de lesa humanidad que fueron cometidos por parte de integrantes de las guerrillas quedarán sin castigo.
Será importante conciliar ambas visiones para que el domingo 2 los colombianos puedan de verdad dar vuelta la página y dejar atrás de manera definitiva las cicatrices que marcaron en su historia las acciones de las fuerzas de la guerrilla.