Los gestores de fondos en EEUU están comprando cada vez más un recurso chileno que podría resultar ser incluso más rico que sus minas de cobre: los años dorados de su población.

Sólo seis firmas de inversión privadas tienen aprobación para gestionar activos en el esquema de la Administradora de Fondos de Pensiones (AFP) y dos de ellas fueron compradas por grupos estadounidenses el año pasado: el líder del mercado, Provida, por MetLife y Cuprum, la cuarta más grande, por Principal Financial Group.

La movilidad ascendente de Chile, combinada con un sistema político y regulatorio transparente y su pionero impulso a las pensiones definidas han creado uno de los mercados de jubilación más promisorios, dice Oscar Schmidt, vicepresidente ejecutivo y director de MetLife en Latinoamérica.

“Este equilibrio en Chile entre crecimiento a partir de una clase media emergente y un riesgo relativamente bajo. Ese es el punto interesante”, dice Schmidt.

Creado en los años ’80, el sistema de pensiones chileno es construido sobre cuentas individuales de ahorro financiadas por un 10% obligatorio del salario. Los activos se invierten en una de las seis AFP, las cuales ofrecen hasta cinco carteras aprobadas por el gobierno, según diferentes grados de riesgo.

Los ahorros obligatorios se complementan con esquemas voluntarios de beneficios tributarios conocidos como Ahorro Previsional Voluntario, en el cual los activos se invierten en fondos mutuos del sector privado o productos de seguro por parte de las AFP.

Hasta febrero, las AFP administraron US$160.400 millones en activos, 11,5% por sobre la cifra del año pasado, según cifras del gobierno. Los activos en los esquemas voluntarios subieron 11,2% en el año a septiembre, a US$7.200 millones.

Impulsando esta tendencia al alza está el robusto crecimiento económico de Chile, cuyo banco central proyecta un crecimiento de 4,8% este año. Los activos de los fondos de pensiones en el país, en tanto, crecerían a una tasa anual de 11,7% hasta 2017, en comparación con el 7,4% en EEUU, según la firma de investigación Cerulli Associates.

“Este es un país que va a crecer a una tasa más alta que los mercados desarrollados, y debido a ese crecimiento tendremos más consumidores demandando nuevos productos”, dice Roberto Walker, presidente de las operaciones de Principal en Latinoamérica. “El nuevo crecimiento ocurrirá dentro del programa obligatorio y será incluso más rápido en el caso del programa voluntario”, agrega.

De hecho, el esquema voluntario ha atraído recientes intereses estadounidenses también. En el último mes, Nuveen Investments y Federated Investors han anunciado acuerdos de distribución que ponen a disposición sus fondos. “Cada vez que vemos un mercado emergente que se está desarrollando con un mercado de pensiones creciente y estable, pensamos que nuestra línea de productos calza en él”, dice Gordon Ceresino, director ejecutivo de distribución internacional en Federated y presidente de Federated International Management.

El sistema de Chile también destaca por provisiones que permiten a los inversionistas asignar hasta 80% de sus contribuciones en inversiones extranjeras. Cerca de 40% de ello se invierte en Estados Unidos, plantea Ceresino.

Nuveen ve una brillante perspectiva en convencer a los ahorrantes sobre los beneficios de la gestión activa, dice Oscar Isoba, su director de desarrollo de negocios para Latinoamérica. “La asignación se hace sobre una base regional y los mercados desarrollados como Estados Unidos tienen acceso principalmente a través de vehículos pasivos”, dice Isoba. “Si los gestores activos de Estados Unidos ganan terreno desde el punto de vista del desempeño, podría haber una oportunidad para elevar los activos”.

Sin embargo, el próximo gran competidor en el mercado, podría ser el gobierno. La Presidenta Michelle Bachelet se ha comprometido a crear un fondo de jubilación estatal para competir con los privados. Su propuesta sería presentada en el congreso este año.

Schmidt, de MetLife, dice que se siente cómodo porque Bachelet encabezó una ambiciosa y en último término positiva reforma de pensiones en 2008, durante su período previo  como presidenta. “En general, fue una gran reforma y pensamos que va a seguir apoyando el sistema”, sostiene Schmidt.

Tanto él como Walker, de Principal, dicen que el sistema sufre de insuficientes ahorros en vez de una falta de competencia. Ellos apuntan a las posibles soluciones incluyendo mayores contribuciones y mayor apoyo a la opción patrocinada por el empleador bajo el esquema voluntario.

“No vamos contra la idea de una AFP estatal porque creemos en la competencia, y si es justo, competiremos”, dijo Schmidt. “Pero no creemos que resuelva los problemas actuales”, puntualiza.

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