Con la elección del español Luis de Guindos como próximo vicepresidente del Banco Central Europeo, en Fráncfort, sede del emisor, se ha instalado una sola pregunta: ¿Será que, por fin, la presidencia será para un alemán?
De Guindos reemplazará a partir de abril al portugués Vítor Constâncio, quien termina su período. La dupla al frente del emisor seguirá en manos de dos países del sur del bloque de la Eurozona: España e Italia, con Mario Draghi en la presidencia. Pero Draghi termina su período en octubre de 2019. A pesar de que falta más de un año para el cambio, la carrera para elegir a su sucesor ya ha comenzado. Más aún teniendo en cuenta que su nombramiento coincidirá con la negociación de otros cargos y reformas en la UE. En 2019, la UE también deberá elegir al nuevo presidente de la Comisión Europea y luego a su par del Consejo Europeo. Hay una repartición tácita de cargos, que impide que dos nacionales de un mismo país ocupen en simultáneo las cabeceras de dos entes de gobierno europeo. Alemania, hasta ahora no tiene candidatos de alto perfil para ninguno de los organismos de gobierno político.
[ze_adv position="adv_300x100" ]
En Bruselas, mientras se discutía la elección de De Guindos, quien fue el único candidato tras el retiro de Irlanda, se dio como entendido que, si era escogido, el reemplazo de Draghi tendría que venir de un país del norte del bloque.
En una idea fortalecida durante las discusiones de los rescates financieros, se considera a los banqueros centrales del sur más propensos a políticas monetarias laxas (palomas), mientras los nórdicos son identificados con posturas más austeras (halcones).
Alemania, la principal economía de la UE, nunca ha ocupado la presidencia. Desde su creación en 1998, el BCE ha tenido tres presidentes: el holandés Wim Duisenberg, el francés Jean-Claude Trichet, y el italiano Mario Draghi.
"Alemania es la mayor economía de la zona del euro, representa la mayor porción del capital del BCE. Después de que Holanda, Francia e Italia ya han sido presidentes del BCE, Alemania debería tener su oportunidad ", afirma Jörg Krämer, economista jefe de Commerzbank.
[ze_adv position="adv_300x250-A" ]
Tras el nombramiento del español De Guindos todas las miradas se concentraron en Jens Weidmann. El presidente del Bundesbank es visto como el candidato natural para suceder a Draghi. Nacido en 1968, Weidmann se convirtió en el presidente más joven que haya tenido el Bundesbank. Además, durante sus cinco años como asesor de la canciller, Ángela Merkel, aprendió los entretelones de la política.
La tesis doctoral de Weidmann se concentró en la "política monetaria en la unión monetaria europea" y economistas locales lo reconocen como un discípulo de la tradición monetaria alemana, que tiene entre sus principios centrales la estabilidad de la moneda y una inflación bajo 2%, y no el crecimiento o la estabilidad financiera.
[ze_adv position="adv_300x250-B" ]
Eso explica el que Weidmann sea un contrapeso a Draghi en el BCE. "En las deliberaciones del Consejo del BCE represento enfáticamente posiciones que, sobre la base de nuestro análisis y mis convicciones, considero correctas", dijo Weidmann en una entrevista con el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, respecto a su postura crítica a la política expansiva liderada por Draghi. Weidmann ha sido uno de los primeros miembros del BCE en plantear la necesidad de acelerar el retiro del programa de compra de bonos y normalizar la política monetaria.
[ze_adv position="adv_300x250-C-net" ]
Precisamente, una de las principales tareas del sucesor de Draghi será dirigir el plan de "salida" desde el programa de relajamiento cuantitativo (QE, en inglés) y las primeras alzas de tasas de interés. A pesar de que la Eurozona cerró 2017 con una expansión de 2,5%, su mayor registro en diez años, el BCE mantiene su programa de compra de bonos. Recientemente lo recortó de US$60.000 millones a US$30.000 millones. Esta previsto que el programa continúe al menos hasta septiembre. En su última rueda de prensa, Draghi aseguró que el emisor esperará "hasta bastante después" del fin del programa de QE para realizar las primeras alzas de tasas.
¿La hora de los halcones?
Así, su sucesor tendría a cargo la normalización monetaria. Algo que estaría en línea con la postura de "halcón" de Weidmann, versus la postura de "paloma" de Draghi y que domina hoy el BCE.
"No centraría la discusión en la nacionalidad. Lo importante es que el presidente del BCE traiga experiencia y una orientación a favor de la estabilidad. Esos deben ser los criterios decisivos", respondió Weidmann en la misma entrevista, en la que fue directamente consultado sobre sus chances de suceder a Draghi.
Krämer ve en Weidmann esa persona: "Por supuesto que como presidente del BCE tendría que tratar con un Consejo de Gobierno dominado por representantes de países del sur muy endeudados. Pero puede manejar este desafío... Finalmente, la zona del euro está creciendo nuevamente y la deflación está fuera de discusión. No solo Alemania, sino también toda la zona euro se beneficiarán, si el BCE termina gradualmente con la política monetaria laxa".
Pero no todos, especialmente fuera de Alemania, ven con buenos ojos una candidatura de Weidmann. "A Italia le gustaría ver que la política que ha demostrado ser esencial para el rescate de la moneda única continúe", declaró esta semana el ministro de Finanzas italiano, Pierre Carlo Padoan.
Los italianos no son los únicos que rechazan la idea de un alemán al frente del BCE, especialmente Weidmann, afirman los economistas Aline Schuiling y Nick Kounis de ABN Amro. Ambos consideran que su postura conservadora es un obstáculo para que consiga el apoyo de varios estados miembro. "Esto podría abrir la puerta a un candidato de centro del norte, como el irlandés Philip Lane. Otro halcón nórdico, como el gobernador del banco central de Estonia, Ardo Hansson, podría asumir el cupo que dejará el economista jefe, Peter Praet en mayo 2019", explican.