Pese al auge de los commodities y el surgimiento de una nueva clase de consumidores en los países emergentes, sólo unos pocos aprovecharon sus años de auge para realizar reformas estructurales. Los inversionistas cuestionan la capacidad de recuperación de los mercados en desarrollo por la falta de reformas.
Los gobiernos de los países emergentes argumentan que ahora están mucho menos expuestos a los shocks externos que en 1990. Hasta cierto punto, sus reclamaciones se justifican. Muchas economías emergentes redujeron su dependencia de la deuda en moneda extranjera, limpiaron sus finanzas públicas y construyeron grandes reservas de divisas.
Pero esos cambios correspondieron a la "primera generación". Ahora el súper ciclo de los commodities terminó por la desaceleración de China y el inminente término del alivio cuantitativo en EEUU. Sin embargo, no todos los gobiernos emergentes han retrocedido. Algunos, como Chile y Polonia, se han acercado a los niveles de ingresos del mundo desarrollado y se enfrentan al reto de escapar de la trampa del ingresos medios.
Chile es un ejemplo de éxito en América Latina. Sus brillantes fundamentos macroeconómicos e instituciones sólidas, le dan la oportunidad de entrar en el club de los países del primer mundo. Fue un pionero en la reforma de las pensiones y la casi totalidad de la economía ha sido privatizada, a excepción de la minera de cobre Codelco, cuyos ingresos, que permanecen en un fondo soberano de riqueza, pueden ser aprovechados en época de vacas flacas. Las leyes laborales chilenas son consideradas más liberales que las de muchos países europeos.
Aunque los niveles de pobreza han caído del 40% al 15% en la actualidad, la desigualdad sigue siendo una de las más altas de la región y es el desafío más serio de Chile. Con el declive de la demanda china de cobre, algunos temen que los ingresos más bajos restrinjan el crecimiento económico, y dudan de la capacidad de Michelle Bachelet, que se espera que regrese al poder en las elecciones del próximo mes, para implementar las reformas necesarias.
Sin embargo, la estabilidad de Chile contrasta con la crisis de Argentina, que sufrió un default en 2001-02, y que significó la culminación de las reformas de mercado mal implementadas durante los '90. Incluso hoy, Argentina tiene que pagar tasas de interés de dos dígitos, mientras que los costos de endeudamiento de Chile son similares a los de Francia.
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