Tras la adquisición de Zeltiq en 2017, la compañía irlandesa Allergan quiere expandir su negocio mundial de medicina estética. Y si hasta ahora se ha centrado en el rostro –esta farmacéutica es conocida por el Botox (toxina botulínica tipo A), su fármaco más popular–, su apuesta actualmente es la remodelación corporal, pero sin pasar por el quirófano.
Aunque su principal fuerte es la oftalmología, el cuidado del torso es un "área complementaria" en alza. "Crece rápidamente por la demanda del consumidor por estos tratamientos. De hecho, los datos publicados en el Congreso Mundial de Dermatología, Cirugía Plástica y Estética (Imcas) muestran que este submercado aumentará un 16% al año entre 2015 y 2020 en el mundo", apunta Fernando Álvarez, director para España y Portugal de Allergan Iberia.
[ze_adv position="adv_300x100" ]
Para conseguirlo, y gracias a Zeltiq, se apoya en el Coolsculpting, una tecnología presentada el mes pasado en Barcelona que ya lleva 12 años en el mercado estadounidense, pero apenas cinco en el español (sólo está disponible en 20 clínicas en Madrid, Barcelona, Valencia, País Vasco, Navarra, Andalucía y Baleares).
La técnica
Se trata de un dispositivo médico de criolipólisis (aplicación de frío) –un viejo conocido en terapias menos invasivas–, autorizado por los reguladores estadounidense y europeo (FDA y EMA), que elimina entre un 25%-40% la grasa localizada en abdomen, flancos (rollitos), brazos, cartucheras, cara interior y exterior del muslo, zonas del busto, glúteos o papada.
Es decir, "emplea el enfriamiento controlado para detectar y destruir la apoptosis o las células adiposas únicamente", expuso Carlos Jarne, especialista en medicina estética y director del Centro Toscana en Barcelona, durante la presentación.
[ze_adv position="adv_300x250-A" ]
La temperatura requerida que actúa sobre la grasa es de 4 grados bajo cero –una vez ajustada a la corporal– durante 35 o 45 minutos, que es el tiempo que duran las sesiones. Aunque en el caso de las cartucheras son 13 grados durante 75 minutos porque es por succión, no por contacto como en el resto, aclara el médico. "Es ideal para personas que se cuidan, hacen ejercicio, comen bien y tienen hábitos saludables. No es un tratamiento milagroso para perder peso; mejora el contorno, reduce centímetros y quita esa grasa difícil de eliminar".
[ze_adv position="adv_300x250-B" ]
El especialista asegura que tras las sesiones –que puede ser solo una, aunque el coste varía en función de la cantidad de aplicadores que necesite: por ejemplo, cuatro en abdomen ascienden a unos 2.000 euros (aproximadamente US$2.435), de acuerdo con su tarifa– se puede hacer vida normal, no necesita reposo e incluso se puede ir al gimnasio. "Es como tener un cubito de hielo en la piel, que luego anestesia. Sientes agujetas, una reacción inflamatoria natural, que se resuelve con un paracetamol o Nolotil; picor, o la piel acorchada durante dos o tres semanas", precisa. Los resultados se ven hasta nueve años después del tratamiento, afirma.
[ze_adv position="adv_300x250-C-net" ]
A esta terapia se suman las de relleno de ácido hialurónico, los inyectables (como la ya mencionada toxina botulínica para uso terapéutico y estético) o los implantes para corregir las orejas prominentes, que son las líneas que ofrece la firma para satisfacer una demanda creciente de tratamientos menos invasivos, indica Álvarez.
Pero los faciales son los más solicitados y los que más crecen. El 20,4% de las personas se ha sometido a uno de este tipo, ya que el envejecimiento de la cara es la principal preocupación entre los españoles, según un estudio publicado en 2017 por la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), que recoge datos de 1.139 entrevistados. En el cuerpo, la obsesión es el abdomen (79%), seguido de los flancos, la cara interior y exterior del muslo, papada, brazos, tórax, pechos y nalgas, revela un informe de Zeltiq.
En cuanto a las prótesis mamarias, muy cuestionadas en el pasado por problemas de seguridad, en Allergan afirman que sus implantes rellenos de gel de silicona presentan índices mínimos de rotura: inferior al 1% tras seis años y del 5,7% a los diez. "Pese a que las autoridades no aconsejaron ningún cambio en la práctica habitual, se recomienda que las mujeres realicen autoexploraciones periódicas y consulten a su médico si notan algún cambio. Es importante que fabricantes, médicos, profesionales y reguladores trabajemos juntos para abordar cualquier incidencia", sugiere el directivo.