Los primeros dardos de la jornada los lanzó temprano el ex presidente Ricardo Lagos: “Cuando fui presidente hablé de voto voluntario, luego lo pensé y dije ‘esto es un error’. Es fundamental que el voto sea obligatorio. Cuando un votante no se siente representado, se expresa votando en blanco”, dijo.
Así, la alta abstención fue tema obligado en esta segunda vuelta. La discusión de los días previos y de la misma mañana de ayer domingo se centraba en una eventual baja participación del padrón electoral. Las voces más pesimistas hablaban de una participación cercana a los 4 millones, mientras que los expertos electorales más optimistas se la jugaban por seis millones, cifras ambas inferiores a las 6,7 millones de personas que participaron en la primera vuelta.
Las explicaciones eran muchas: el exitismo que podía vivir los votantes de la Nueva Mayoría ante un casi seguro triunfo de Michelle Bachelet, el derrotismo de la Alianza que, pese al repunte de Evelyn Matthei durante las últimas semanas, estaba prácticamente descartado un triunfo, el calor, los días previos a Navidad, etcétera, todo podía servir como excusa. Ambos comandos lo sabían. De hecho, ambas candidatas centraron sus últimas semanas de campaña en llamados a sus electores a participar este domingo. Fue un discurso fuerte, con despliegue territorial y campañas de marketing, dejando así de lado áreas más sensibles, como sus propuestas programáticas o planes de gobierno.
Así, los más radicales se adelantaron a cuestionar la legitimidad de esta elección, supeditada a la baja participación de los electores. En este sentido, el presidente de la UDI, Patricio Melero, señaló: “Ojo con los cuestionamientos a la legitimidad de nuestro sistema democrático, eso va a ser así. Otra cosa es cuán empoderada queda la ganadora de esta noche para llevar adelante las transformaciones que le ha planteado al país”. Mientras, la ministra Cecilia Pérez hizo lo propio desde La Moneda: “Nadie puede poner en juicio la legitimidad de estas elecciones”.
Al final del día, las cifras hablaban de una participación cercana a los 5,9 millones de votantes en la segunda vuelta, frente los 6,7 millones de las elecciones de noviembre. La cifra de ayer es superior a los 5,57 millones de votos registrados en las elecciones municipales de octubre 2012. Todas, sobre un universo de 13,5 millones de habilitados.