(N. de la R.) El entrevistado pidió hacer una aclaración más extensa en la última pregunta, referida a su apreciación respecto a la izquierda chilena.

Amauri Chamorro es un nombre que se hizo conocido en Chile tras las elecciones de 2017, donde se dice que reinventó a Marco Enríquez-Ominami con una campaña que muchos acusaron de agresiva. Sin embargo, los lazos del periodista ecuatoriano-brasileño, de formación de izquierda con nuestro país son de muchos años atrás, también por política. Cuenta que su madre, militante de izquierda, llegó a Santiago en el '71, exiliada de Brasil. Se considera un "servidor de las revoluciones" y desde Colombia, el experto político que trabajó con Rafael Correa y Lenín Moreno en Ecuador, comparte con PULSO su visión sobre la política de la región y en cuanto Chile critica la falta de liderazgo de la izquierda.

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Esta semana el Grupo de Lima ejerció nuevas presiones sobre el gobierno venezolano, al punto que Perú lo desinvitó de la Cumbre de las Américas. ¿Están aislando a Maduro?

-Las acciones políticas en materia de Derecho Internacional que se han querido aplicar en Venezuela están absurdamente fuera de un marco legal. Declarar por ejemplo que en Venezuela hay una dictadura es una ridiculez, siendo que este año hubo tres elecciones libres, democráticas y con observadores internacionales, donde participó la derecha. Ahora que se convoca a una elección presidencial completamente dentro del marco de la Constitución, como la derecha tiene un nivel de desorden y caos interno y no tiene condiciones de ganar, la única posibilidad es que estos cancilleres y gobiernos de derecha, que son funcionales a EEUU, ejerzan una presión muy grande sobre Venezuela para posicionarlo como un país donde no se respetan los DDHH.

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¿Pero hay espacio para la autocrítica frente a un posible quiebre del orden democrático con la destitución del Parlamento?

-Se puede hacer una autocrítica sobre la situación política, económica y social que se está dando en Venezuela, obviamente hay espacio para eso. Pero no podemos sustentar esos marcos conceptuales que ayudan a confundir a la ciudadanía más distraída y decir que porque se convoca a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), se rompió el marco democrático y legal del país.

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Entonces, ¿qué pueden lograr esas presiones internacionales en Venezuela?

-Las elecciones del 22 de abril van a suceder sí o sí, eso tómelo como un hecho. No hay fuerza política, diplomática o internacional que impida las elecciones en Venezuela. Los progresistas que apoyamos Venezuela, en el sentido de apoyar el proceso de Revolución Bolivariana y del cual me declaro un militante, debemos considerar que las presiones internacionales intentan de alguna forma sustituir la falencia política y electoral de la derecha venezolana.

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Y en su calidad de experto político, ¿Maduro acierta en el llamado anticipado a elecciones?

-Fue una acción política acertadísima. Si vienes de tres elecciones ganadas, obviamente hay una ola de crecimiento sobre las percepción de Maduro, incluso hay encuestas que lo dicen. Y si se permite a través de la ANC convocar a elecciones, tienes que lanzarte y aprovechar el momento. Inclusive el Presidente Maduro invita a las fuerzas a sentarse a un gran diálogo por la paz y convivencia, pero la presión extranjera sobre la derecha venezolana hizo que se retiraran de la mesa un día antes de la firma del acuerdo, eso genera un hecho comunicacional que reafirma la matriz de que el gobierno de Venezuela no respeta el Estado de derecho y eso es ridículo.

Usted trabajó en Ecuador con Rafael Correa y Lenín Moreno, ¿piensa que el quiebre tras la Consulta tiene vuelta atrás?

-La relación entre Lenín Moreno y el Rafael Correa se rompe cuando Moreno asume la presidencia y hace un gran acuerdo con la derecha ecuatoriana, dividiendo al gobierno a partir de cuotas con la derecha. Con los mismos bancos, los empresarios y aquellos partidos que prácticamente habían desaparecido del escenario político, y a partir de eso traiciona la militancia. Ahí se puede hacer una autocrítica sobre Ecuador. En el campo político la revolución ciudadana y el movimiento Alianza País se han equivocado, porque han sido siempre radicalmente de izquierda progresista, causando un cambio social muy grande, pero en lo político gobernaron con sectores de la derecha y han sido permisivos en no tener formación de bases para crear condiciones y resistir la vuelta del neoliberalismo.

¿Cuál es el futuro de Correa?

-El ex presidente todavía ejerce un liderazgo fuerte. Ahora volvió a Bélgica donde vive su familia y es un académico conocido, tiene una agenda muy extensa. En Ecuador queda la estructura para la formación de un nuevo partido, para volver a la lucha política, a ganar elecciones y a volver a la presidencia con o sin Rafael Correa.

En Brasil, ¿hay una persecución política sobre Lula?

-Es obvio que hay una persecución judicial contra Lula, porque el proceso es terriblemente atropellado y porque Lula gana la presidencia en primera vuelta, no hay otro candidato. La derecha no tiene capacidad de ganar, y eso se ha comprobado desde hace 16 años.

Y si Lula cae, ¿quién lo sucedería?

-Todo lleva a creer que Lula pronto estará preso, sería un milagro que eso no suceda. Pero aun estando en la cárcel puede correr en las elecciones. Sobre la sustitución de Lula, existen nombres como Ciro Gomes, que fue ministro de Lula, es un hombre importante en la izquierda. También está Fernando Haddad, ex alcalde de Sao Paulo. La izquierda tendría dificultad en ganar sin Lula.

Salvo casos como Venezuela y Bolivia, ¿siente que hay un giro hacia posiciones más moderadas en la región?

-Eso es interesante porque no podemos reducir el análisis a qué gobierno de izquierda es más legítimo o menos legítimo. No diría que existe un avance de la derecha en términos de consolidación política en la región, sucede que se ha cambiado el ataque jurídico y comunicacional contra los liderazgos de izquierda progresista de América Latina y la derecha, de alguna manera, ha salido electoralmente victoriosa

Su paso por Chile.

En las últimas presidenciales asesoró a ME-O con una campaña cuestionada por su virulencia, donde se le apuntó como responsable, ¿reconoce hoy esas críticas?

-ME-O enfrentó correctamente el decir basta a que los medios lo llamaran corrupto, y a que tampoco fueran jueces para condenarlo. Los pocos medios de centroizquierda que existen en Chile, así como los de derecha le hicieron bullying al nivel del de Lula. Marco absorbió mucho de eso y era necesario decir basta.

Entonces reconoce el cambio de actitud más agresivo, por ejemplo sobre Alejandro Guillier...

-¿Quién determina que fue virulento? Fueron los medios de comunicación, es gente que tenía una postura distinta sobre un candidato que hasta ahora no se ha comprobado nada en su contra. Con Guillier, Marco fue un candidato que tuvo una postura dura, porque tenía una posición parcializada sobre muchos asuntos y había una oportunidad para que marcara la cancha.

Tras las elecciones, ¿cómo observa a la izquierda chilena? ¿Existe una atomización del sector?

-Comparada al resto de América, Chile no tiene izquierda. Hay una influencia de la derecha empresarial sobre el funcionamiento de los partidos y de los movimientos de izquierda. Fue el caso del surgimiento del Frente Amplio (FA). Es un FA ciudadano, pero que de alguna manera no es tan ciudadano. Vivió dentro de la estructura del gobierno como cualquier partido, es un Frente apoyado por los medios de derecha, sabiendo que eso dificultaría que Guillier llegara a la presidencia o que ME-O se transformara en un candidato competitivo. La izquierda chilena no tiene un consenso en términos de agenda de políticas públicas, no está dispuesta a gobernar en contra de los poderes empresariales.

El resultado de la campaña de ME-O no se debe al nacimiento del Frente Amplio (FA), se debe a la masacre mediática que sufrió los últimos tres años. Ningún candidato en Chile, y lo puedo decir porque nosotros lo estudiamos y lo estudiamos con datos, portadas, tiempo en televisión e información en redes sociales, sufrió la masacre mediática que sufrió ME-O en los últimos años. Toda esta masacre mediática, que es absolutamente injusta, fue el único mecanismo que había para impedir que ME-O ganara la presidencia de la República. Lo que se le hizo a ME-O, se le hizo a Lula en Brasil, pero son contextos diferentes también. Porque Lula ha sido Presidente de la República, tiene un partido con 40 años de historia, los sindicatos, la CUT, es otra contextualización. Intentaron sacar a ME-O de la política, pero no lo lograron. Es un referente político muy audaz, progresista, indispensable para Chile y América Latina. Desde el 2009 el marca la pauta política del país.