A principios de este año, funcionarios de la poderosa Corporación de Seguro de Depósito Federal de Estados Unidos (FDIC, su sigla en inglés) participaron en un encuentro de lluvia de ideas con líderes bancarios sobre el riesgo de la tasa de interés. El mensaje fue aleccionador.

En aquel entonces, en abril, la FDIC no esperaba seriamente que las tasas estadounidenses aumentaran pronto. No es de extrañar: en esa etapa, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años todavía estaba por  debajo de 2% - y hundiéndose - mientras que Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, parecía comprometido con el alivio cuantitativo.

Pero si las tasas fueran a subir, las consecuencias podrían ser dolorosas, advirtió el regulador. O como Dan Frye, funcionario de la FDIC, dijo a los banqueros: "Si las tasas comenzaran a subir hoy, podría tener graves consecuencias para algunos de nuestros bancos… una gran cantidad de bancos saldrían heridos". De hecho, la FDIC se sentía tan incómoda con el tema que le rogó a los bancos empezar a examinar sus balances, en preparación para ese día.

Los inversionistas - por no hablar de los banqueros - deberían tomar nota. Después de todo, un aumento de la tasa ya no es una idea puramente hipotética. Por el contrario, en el último par de meses, los bonos del Tesoro a 10 años han subido 60 puntos base, en medio de especulaciones de que la Fed podría embarcarse en un estrechamiento del QE el próximo año.

Este aumento ya ha causado dolorosas pérdidas de los bonos de inversionistas y algunos hedge funds. Y aunque los bancos se han mantenido fuera del foco de atención, a medida que aumenta la volatilidad del mercado de bonos, la pregunta planteada por la FDIC ahora se ve doblemente pertinente; sobre todo, lo que los reguladores y algunos banqueros están tratando de evaluar es hasta qué punto puede ser perjudicial un aumento de la tasa - no sólo por los grandes bancos, sino los pequeños también.

Las opiniones están mezcladas. En teoría, un retorno a niveles más normales de las tasas de interés de Estados Unidos en los próximos años debería ser beneficioso para muchos bancos. Después de todo, las bajas tasas suelen provocar una caída en los márgenes netos de los bancos. Y en los últimos dos años, el estrechamiento de los márgenes ha sido tan doloroso que algunos funcionarios de la Fed dicen que los bancos realmente quieren parar el QE lo más pronto posible.

"En mi distrito, los bancos están diciendo que las bajas tasas de interés los están matando - quieren tasas más altas", dice un presidente regional de la Reserva Federal.

Pero hay un problema crucial. Precisamente debido al colapso del margen, muchos bancos han ido adoptando estrategias silenciosas - si no desesperadas - para aumentar las ganancias. Algunos han estado concediendo préstamos a más largo plazo, a menudo a tasas fijas, o han invertido en bonos de riesgo o complejos productos estructurados. Y eso podría potencialmente crear grandes pérdidas si las tasas suben, sobre todo si esta oscilación se produce de manera dramática, al igual que en 1994.

Por el momento, al menos, la mayoría de los reguladores parece pensar, o esperar, que los bancos más grandes de EEUU están bastante bien protegidos frente a ese riesgo. Esto es en parte debido a que los grandes bancos han reconstruido sus reservas de capital desde 2008, pero también porque muchos de ellos han participado en sofisticadas estrategias de cobertura.

Sin embargo, un problema para los inversionistas es que los balances de los bancos son tan opacos que es difícil para quienes están fuera juzgar la capacidad de recuperación de dicha cobertura. Y para los bancos más pequeños existen otros riesgos.

Según la investigación de la FDIC, sólo 3% de los bancos comunitarios utilizan sofisticados productos financieros para cubrir el riesgo del tipo de interés. En cambio, generalmente tratan de responder gestionando sus activos y pasivos con sensatez. Sin embargo, esta tarea se está haciendo mucho más difícil. Una de las razones es que los bancos han extendido las hipotecas a largo plazo y de créditos comerciales, a menudo a tasas fijas más o menos bajas. Pero otro tema es el uso cada vez mayor de la deuda a corto plazo y los depósitos sin vencimiento. En los últimos años, alrededor de US$1,5 billones (millones de millones) se ha transferido de los fondos de mercado monetario a los depósitos bancarios, debido a las tasas bajas.

El resultado neto de esto, como dice la FDIC, es que "la estructura actual de los balances bancarios sugiere una mayor sensibilidad a tasas más altas" que en 2004, o la última vez que las tasas de interés comenzaron a subir bruscamente.

Por supuesto, por el momento estos riesgos y costos son meramente hipotéticos; la Fed insiste en que quiere mantener las tasas bajas por un tiempo. Y si lo hace, entonces los bancos deberían disponer de tiempo suficiente para adaptarse. Pero,  mientras más la Fed demore el día del ajuste de la política monetaria, más de un banco estará tentado a seguir persiguiendo el rendimiento - y hacer caso omiso a los llamamientos de la FDIC. Es sólo un recordatorio más, de lo difícil que será "salir" del QE sin provocar choques.

© The Financial Times Ltd. 2011