Mauricio tiene 39 años y hace algunas semanas se enfrentó, por primera vez, a inscribirse en el Registro Nacional de la Discapacidad (RND). Como secuela de un cáncer en el cerebelo, perdió un porcentaje relevante de motricidad. Si bien ello pasó hace más de una década, nunca tuvo interés en contar con la credencial, pues no representaba ningún beneficio para él más que poder estacionarse en un estacionamiento especial o ser contabilizado como PeSD. Pero con la Ley de Inclusión Laboral, que entra en vigencia el 1 de abril, esto debiera cambiar, pues exige que aquellos dentro de la cuota estén en el RND o cuenten con una pensión de invalidez.
[ze_adv position="adv_300x100" ]
Al igual que Mauricio, el 98,2% de las PeSD no está inscrito en el RND. Por el contrario, sólo cerca de 230 mil personas lo están. Una cifra mínima si se considera que el 20% de la población en nuestro país tiene algún grado de limitación física o cognitiva.
"Históricamente, la credencial no ha servido para nada más que ser contabilizado, además de ser un trámite engorroso. Pero con las modificaciones que incorpora la ley esto debiera cambiar", dice Lucía Vivanco, académica de Terapia Ocupacional en la Universidad de Santiago y experta en inclusión laboral.
[ze_adv position="adv_300x250-A" ]
Desde las fundaciones coinciden con que no había mayor interés por el registro anteriormente. Pero a partir de abril se convierte en condición sine qua non para cumplir con el porcentaje establecido por la ley, lo que ha aumentado la demanda de esta "credencial". Además, los expertos hoy ven a este carné como una plusvalía para la movilidad laboral para las PeSD. "Hoy las empresas están buscando dentro de sus trabajadores a personas que puedan calificar con el registro y si no encuentran dicen 'busquemos afuera'. Si bien la ley lo permite, muchos hubieran preferido que esa cuota del 1% tuviera una salvedad: que la contratación fuera de personas que no están actualmente en el mercado laboral", añade Vivanco. Esto se condice a que cerca del 70% de las PeSD está fuera del mercado laboral; muchas de ellas ni siquiera ha buscado trabajo porque cree que no será contratado.
[ze_adv position="adv_300x250-B" ]
"En el caso del proceso ligado a la credencial será necesaria mayor eficiencia, sin embargo, será un desafío complejo de abordar dada la multiplicidad de actores implicados: la misma persona con discapacidad, representantes, cuidadores, prestadores de servicio, la Compin, el Registro Civil, los centros de salud, etc. Dado lo anterior, se requerirán más recursos para adaptar los procedimientos institucionales a este nuevo escenario", dice Constanza López de Fundación Avanza Inclusión Sociolaboral.
[ze_adv position="adv_300x250-C-net" ]
Registro Nacional de Discapacidad
Quienes deseen tener la credencial, primero tienen que dirigirse a un centro de salud público para solicitar que se elaboren los tres informes obligatorios: informe biomédico funcional, informe social y de redes de apoyo (informe de desempeño vadec).
Luego, de tener el informe médico que establece el origen de la discapacidad y exámenes que lo avalen, debe completar el Formulario de Solicitud de Evaluación de Discapacidad que entrega la Compin el que debe ser llenado con los datos de la persona que será evaluada.
Una vez validado los informes por la Compin, se entrega un certificado de discapacidad, que establece el porcentaje de discapacidad global, el origen de la discapacidad, la vigencia de la certificación y la existencia o no de movilidad reducida. Esta certificación será remitida por la Compin al Registro Civil, que realizará la inscripción de la persona en el RND y emite la credencial de discapacidad, que será enviada al domicilio del interesado.
Además, quienes cuenten con el documento podrán postular al Programa de Ayudas Técnicas y fondos concursables de Senadis. Además de acceder a rebajas arancelarias en la importación de vehículos y postular a subsidios habitacionales asociadas a la condición de discapacidad.
Los nuevos cambios incorporados también establecen que la calificación debe realizarse dentro del plazo de veinte días hábiles contados desde la solicitud.
Luego de realizar el proceso, Mauricio ya se encuentra en el Registro Nacional de Discapacidad a la espera de que llegue su credencial y con la esperanza de que la nueva legislación se transforme en un cambio para su vida.