Pulso

Aurelio Montes: ''El negocio del vino es tan glamoroso, que hay familias que ni miran el balance''

EL PERSONAJE
Aún se consideran una viña boutique, pese a que el año pasado vendió casi 700 mil cajas. Pero sus dueños no quieren crecer por crecer. Ni menos pensar en vender el negocio.

“Muchas veces nos han ofrecido comprar la viña. Recientemente, se acercaron unos inversionistas rusos. Pero no. Estamos lejos de esa postura. Hemos tenido ofertas de empresas extranjeras y chilenas para fusionarse o que nos quieren comprar”.

Fuerte y claro habla Aurelio Montes, el presidente de la viña que lleva su apellido. La compañía -que controlan las familias Montes, Barros Freire y Garcés Silva- no está a la venta. Sus socios fundadores partieron de cero con un negocio al que quieren como a un hijo.

“Para nosotros es una forma de vida. Si me llenas los bolsillos de plata y me compras mi participación en la viña... me siento en la plaza y en una semana me muero. Sería tal mi pena, y de no hacer lo que me gusta, que me seco y me muero”, asegura Montes, enólogo que acaba de llegar de Estados Unidos, tras seis meses dedicados a estudiar historia en la Universidad de Berkeley y a obtener su licencia instrumental de piloto.

La empresa vitívinícola hoy despierta la sed de los inversionistas no sólo por sus  números, sino también por sus mostos.  El foco siempre ha sido claro. Y no hay atisbos de cambiarlo: producir vinos premium y competir con los franceses.

NUEVOS CALDOS
Hace 24 años, cuando tenía 39, Aurelio Montes formó una de las bodegas más reconocidas del país, tras trabajar en Undurraga y en San Pedro. Se unió con tres amigos: Alfredo Vidaurre, Douglas Murray y Pedro Grand.

A fines de la década del 90, la caja de vino se vendía a US$8. Montes lanzó  Montes Alpha Cabernet Sauvignon a US$ 12. En una segunda etapa lanzaron una botella a US$ 100. Era Montes Alpha M.

Hoy, con dos fundadores menos -Vidaurre falleció el 2008 y Murray el 2010-, la bodega produce mostos en tres zonas de Estados Unidos: Santa Bárbara, Napa y Paso Roble; en Chile, donde tienen mil hectáreas propias; y en Argentina, país en el que la compañía posee 250 hectáreas.

Con 110 mercados activos, donde los que más destacan son EEUU, Canadá, Alemania, Inglaterra, China, Japón y Corea, la empresa  prevé US$55 millones en ventas este año, un alza de 10% respecto a 2011.

Pero el fundador de Viña Montes siempre está buscando lugares únicos y excepcionales que permitan desarrollar buenos vinos. En los noventa se fijó en el valle de Apalta, Región de O´Higgins, buscando dar vida a vinos súper premium.

Luego se la jugó por el clima marino de la zona de Zapallar, en la Región de Valparaíso, donde la fruta madura lentamente y en los suelos se mezcla el granito y la arcilla. Outer Limits es la línea de los únicos vinos, hasta ahora, que tienen su origen en esta zona costera.

Aurelio Montes -padre de cinco hijos y que ya va por su nieto número 16- sigue muy activo buscando crear caldos que sorprendan y que conquisten a los críticos más exigentes. Su hijo Aurelio siguió sus pasos y está por cumplir un año trabajando en la bodega Kaikén en Argentina. Cuenta su padre que lo ha hecho muy bien y que lo tiene orgulloso porque ha trabajado en el proyecto con mucha pasión.

Otro de sus hijos también es agrónomo, pero maneja las inversiones agrícolas de la familia Montes, que posee 80 hectáreas frutícolas para uva de mesa, cerezas y uva vinífera.

LA ENTREVISTA
Aurelio Montes y compañía fueron pioneros en la compra de terrenos ajenos a la industria. Apostaron por laderas en el valle de Apalta, siendo fuertemente criticados. Incluso tildados de locos.Hace más de dos décadas pagaron cerca de $1 millón por hectárea. Hoy superan los US$100 mil.

Pero Montes también supo ver un espacio: la diferenciación. Distinguirse de la competencia. El enólogo tiene claro que no es fácil. Y que muchos empresarios han ingresado al negocio vitivinícola sin éxito, pese a tener las espaldas.

“Hay muchas viñas chicas que no subsisten, pero por ser un negocio glamoroso, atractivo, que da más que utilidades, hay muchos grupos familiares o empresas importantes que creo que ni miran el balance para que no les de lata”, dice el directivo.

Y agrega: “El negocio del vino no es como hacer ropa, autos o relojes, tiene una connotación distinta. Va a costar mucho que se vendan viñas chicas que no pueden estar sustentándose y que son parte de empresarios que no están dispuestos a deshacerse de ellas. Es el orgullo del empresariado chileno que no quiere reconocer que el negocio no fue muy bueno. Entonces el gerente lo paga la subsidiaria del lado”.

¿Comprar activos está dentro de sus opciones? 

-La lógica te dice que debieran haber muchas viñas a la venta. Con el dólar a los niveles en que está, una viña que no tiene una masa crítica que justifique el pago de un gerente, de una secretaria, de viajes, lo normal debiera ser que se fusione o sea absorbida. Pero eso no corre mucho.

¿Qué planes tienen para este año?

-Esperamos desarrollar la marca Outer Limits. Somos la única viña que tiene viñedos en Zapallar. Lo lanzamos a fines de 2011 y este año esperamos consolidar ese vino. También estamos sacando el primer Montes Alpha Malbec y Twins que ya está en el mercado internacional y que es una mezcla de Cabernet y Malbec y que está muy orientado a los jóvenes.

¿Cuáles son sus principales mercados?

-Tenemos 110 mercados activos. Estamos muy bien distribuidos y los principales son Estados Unidos, Canadá; en Europa, Alemania e Inglaterra; en Asia, China, Japón y Corea; y Sudamérica, que se ha convertido en un mercado súper potente: Brasil es importante. Además de Argentina (que no es fácil venderles vino), Colombia, Perú y Venezuela.

¿Cómo ve las salvaguardias que podría aplicar Brasil al vino?

-Espero que no prospere. En general, los que estamos afiliados a la Organización Mundial de Comercio (OMC) tenemos que ser respetuosos de sus normas. Mientras no se pueda demostrar que el vino chileno es un daño real a la industria del vino brasilero no debieran poder poner salvaguardias, iría contra la normativa de la OMC. Incluso, ha habido movimientos de sommeliers y de compradores de cadenas que están haciendo protestas muy claras al gobierno, pidiendo que no se les limite (su compra) al vino brasilero, que yo diría que no es de calidad excepcional, salvo los espumosos.

¿Están abiertos a incorporar algún nuevo socio?

-Mientras alguien no tenga ganas de vender, no. La viña es un negocio bastante rentable bien llevado. Es muy entretenido además. No veo ningún accionista que tenga intenciones de vender; mientras no ocurra eso, nadie va a poder entrar. Distinto sería si el día de mañana nos abriéramos a la bolsa.

¿Cuánto esperan crecer este año?

-Nuestro plan maestro habla de un 10%, porque todavía la crisis está pegando. Pero estamos contentos, considerando que todavía el mundo está aletargado, la crisis todavía está. Sobre todo en Europa. En Estados Unidos hay indicaciones de mejoría pues ha levantado su nivel de empleo, pero en Europa está el fantasma de España, de Grecia, de Italia, de Portugal. Considerando que el mundo está todavía con problemas vamos bien.

¿En qué van a invertir?

-Estamos invirtiendo en los mercados, queremos consolidar la marca. Hay países que necesitan apoyo como Inglaterra, Alemania y Estados Unidos que han tenido su traspié por la crisis. La inversión que terminamos fue la ampliación y modernización de nuestra planta en Chimbarongo, que fue de US$17 millones. Nos pusimos al día en tecnología y ampliamos la capacidad de producción.

¿Han pensado en comprar campos en algún lugar donde no están?

-No tengo un sueño inconcluso de estar en algún valle donde actualmente no estamos. Colchagua me encanta y todavía tiene dos zonas que están inexplotadas: Colchagua Costa y la precordillera.

¿Cómo se están financiando? 

-Tenemos utilidades, así es que estamos reinvirtiendo mucho dinero en la operación en Chile, Argentina y EEUU. También estamos con créditos. Tenemos acceso a muy buenas tasas y una muy alta reputación en el sistema bancario. Somos de las empresas sólidas y fiables, por lo que recibimos muchas ofertas de bancos que quieren trabajar con nosotros. Andrés Turner hace una muy buena labor como gerente y se preocupa de estar siempre con niveles equilibrados.

¿Cómo ve  el futuro de  la industria del vino chilena? 

-Chile es un actor importante en el mundo, ya no es un país desconocido. Va a ser difícil crecer, pues las locuras de crecimiento ya las tuvimos; me encantaría ver al país creciendo entre 5% y 10%. Eso te va manteniendo vigente en el mercado y te da tiempo para reaccionar y no estropear la calidad.  Cada día tenemos más competencia, Argentina se ha cruzado fuerte, Brasil quiere proteger sus vinos. Todos los países quieren crecer.

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