Autoridades monetarias del mundo en busca de crecimiento




Los principales bancos centrales emisores en Europa y Asia intentaron estimular la débil economía global ayer al aliviar la política monetaria y recortar las tasas de interés.

El Banco Popular de China sorprendió a los inversionistas al recortar su principal tasa de préstamo a un año en 0,31 puntos porcentuales a 6%, mostrando que la desaceleración económica se extiende más allá de Europa.

Tal como se esperaba, el Banco Central Europeo recortó su tasa de interés en un cuarto de punto porcentual a 0,75%, su menor nivel en la historia, y el Banco de Inglaterra volvió a imprimir dinero e inyectó £50 mil millones adicionales en la economía británica, elevando el total a £375 mil millones.

Las medidas de los bancos centrales se producen en momentos en que las encuestas de las empresas muestran un crecimiento mucho más débil que lo esperado este año. El índice global de gerentes de compras de actividad en servicios y manufactura compilado por JPMorgan, cayó a 50,3 puntos en julio, su menor nivel desde 2009.

La acción del BCE hico poco por aliviar el ánimo sobre los activos europeos, que pusieron fin a su avance tras la cumbre de la semana pasada.

Junto con el comunicado de recorte de tasas en China, el Banco Popular chino advirtió a los bancos no usar condiciones crediticias más flexibles que pudieran alimentar la especulación en el sector inmobiliario.

En Frankfurt, el presidente del BCE, Mario Draghi, dijo que los recortes de las tasas fueron tomados de manera independiente por los bancos centrales y que el de la eurozona reflejaba el débil crecimiento, “con mayores incertidumbres pesando sobre la confianza y el ánimo”.

Insistiendo que el recorte de tasas era unánime entre los 17 miembros de la eurozona, el BCE también recortó su tasa de depósito, la tasa que pagan los bancos por tener el dinero de un día para otro en el banco central, a 0%. La medida entregará a las instituciones con una mayor base de depósito un mayor incentivo para prestar a otras entidades de la eurozona.

Por su parte, el Banco Central de Dinamarca tomó su primera medida más allá, llevando las tasas de depósitos a terreno negativo por primera vez, imponiendo un 0,2% anual sobre los certificados de depósitos.

Con las tasas de interés en Londres ya en su mínimo en más de 300 años, el Banco de Inglaterra optó por una tercera ola de alivio cuantitativo, culpando al “mayor lastre de las elevadas tensiones dentro de la eurozona” por la reciente caída de la economía británica en una recesión de doble caída.

La explosión de actividad de los bancos centrales busca dar nueva vida a la economía global, pero pocos economistas están confiados de que es posible frenar rápidamente la desaceleración, la cual ha tomado vuelo a medida que la euforia de la eurozona se desvanecía este año.

Jürgen Michels de Citigroup planteó: “Esperamos que se materialicen más riesgos al crecimiento y que la crisis soberana y bancaria escale más aún”.

David Hensley, de JPMorgan, planteó que las condiciones empresariales habían cambiado hacia niveles de estancamiento en todo el mundo “señalando que el crecimiento global del segundo trimestre de 2012… será el más débil de los últimos tres años”.

INSUFICIENTE
Tanto el BCE como el BoE se quedaron cortos del impulso que sus economías realmente necesitan. El BoE cumplió expectativas modestas para las compras de activos, pero pudo haberlas excedido al prometer la compra de bonos a largo plazo si la economía permanecía estancada.

Más significativo aún, no recortó la tasa sobre las reservas de los bancos para hacerlos desplegar su efectivo hacia el préstamo más riesgoso. Ni tampoco mostró ninguna señal de buscar nuevas formas de evitar al sistema bancario en problemas para hacer que el efectivo vuelva a circular en la economía.

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© The Financial Times Ltd, 2011.

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