En el 2000, los creadores de los helados Ben & Jerry’s fueron obligados a vender su empresa a Unilever debido al fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos que dictaminó que debían aceptar sí o sí la oferta de US$326 millones, a pesar de no querer hacerlo. Ellos querían mantener un giro diferente, en el que se contemplaba la sustentabilidad y relación con la comunidad, además de ser partícipe de comercio justo y con una huella de carbono muy baja.

Ese hecho fue decisivo para que se crearan las Benefit corporations (B corps) o empresas B, que tienen un fin no lucrativo y que entre sus estatutos contemplan el minimizar las externalidades negativas -como su huella de carbono- y en lo posible generar externalidades positivas.

En 2008 surgió la certificación de las B corps y su crecimiento ha sido exponencial. En cuatro años, más de 670 empresas han optado esta certificación que tiene por eslogan que sus empresas no sean las mejores del mundo, sino que sean las mejores para el mundo.

En Chile, la primera empresa en certificarse fue TriCiclos. Gonzalo Muñoz, su fundador, cuenta que la empresa nació hace cuatro años, teniendo entre sus estatutos una serie de motivaciones que tienen que ver con dar cuenta de las problemáticas sociales ambientales, valorar al equipo humano muchas veces por encima del capital, involucrar a la empresa en la creación de valor público, generar una compañía que dé cuenta de algunas externalidades positivas en algunas áreas como generar conciencia ambiental en la comunidad y que no tenga negativas.

Una vez que ya estaban formalmente establecidos, se presentó otro problema: no había confianza. “Hubo un tiempo en que nadie creía que nuestra motivación era crear valor social ambiental, dado que las empresas suelen ser mal miradas por la ciudadanía, lo que nos pasaba es que presentábamos propuestas y costaba creer que no había engaño detrás”, cuenta.

Estaban en el proceso de darse a conocer y demostrar que eran una iniciativa que trabajaba desde el mercado, cuando descubrieron la certificación. “Vimos que era algo que debíamos hacer y además decidimos traer las B corps a Sudamérica. Ahí empezamos la gestión como una plataforma que globaliza este tipo de empresas desde Sudamerica”.

Hasta hace un año  las B corps estaban concentradas en tres países: Estados Unidos, Canadá y había apenas una en México. Actualmente ya están presentes en 22 países y se han certificado al menos 90 en Sudamérica. Siendo la mayoría de Chile.

Para Gonzalo Muñoz esto se debe a que en el país hay ciertas condiciones favorables. “Chile es un país en que se valora el emprendimiento, en el que el gobierno y distintos organismos como Corfo y Fundación Chile han ido promoviendo que se generen ecosistemas de emprendimiento”. Es precisamente de ahí que provienen la mayoría de las compañías que se certifican.

De acuerdo a Muñoz hay tres tipos de empresas que optan por ser B. Los emprendimientos que desde su nacimientotienen el espíritu de resolver problemas medioambientales y que están sensibles a ciertos problemas que, moviéndose en el mercado, buscan resolver. También están las fundaciones que empezaron a moverse desde la filantropía hacia modelos de autosustentabilidad económica que las llevaron naturalmente a operar dentro del mercado. Y el otro tipo son las más convencionales, que deciden ser B y  van incorporando paulatinamente cambios de estatutos, una misión social o ambiental y refuerzan las prácticas que tienen.

Empresas B en Chile

En enero de este año, un grupo de empresas chilenas fue certificado como B, siendo Triciclo la primera de ellas.

Los rubros de las que optan por ser B corps son variados; desde Cerco, una constructora, hasta Pegas con Sentido, una institución que busca trabajos “socialmente responsables”.

En Chile se concentra el mayor número de Latinoamérica. Inicialmente la cifra era de 11. A casi un año, ya se han certificado 21.

Estas empresas adquieren varios compromisos. Entre ellos,  estándares de transparencia en los gobiernos coporativos, un modelo de negocios con enfoque social y ambiental, además de tener una relación importante con la comunidad.