En los últimos años, las colocaciones de consumo han perdido peso dentro del total de créditos otorgados en el sistema bancario local. Es así que, de acuerdo con datos del regulador del sector, la participación de las divisiones especializadas dentro del total de préstamos de consumo del sistema ha pasado de 15,9% a noviembre de 2009 hasta 8,4% en noviembre de 2017. Esta fuerte baja se explica, principalmente, por la caída que se ha verificado en el consumo, lo que a su vez tiene directa correspondencia con regulaciones que han tenido un efecto contrario al que inicialmente habría buscado la autoridad.
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Es el caso de lo sucedido con la rebaja de la Tasa Máxima Convencional (TMC). En su momento, la crítica vino principalmente desde el mundo parlamentario y apuntaba a que se trataba de un interés que era prácticamente impagable por muchos chilenos.
La banca advirtió de los riesgos de desbancarización que se podrían abrir en los sectores de menores ingresos, que es justamente lo que ha ocurrido. Dado que la industria bancaria trabaja sobre costos reales, las tasas de interés cobradas son un reflejo del costo que tiene para los oferentes proveer cada servicio o producto. En ese escenario, los más perjudicados por la regulación han sido precisamente aquellos a quienes se buscaba ayudar.
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