Un año “igual o peor” para las empresas chilenas es el que anticipa el Informe de Percepciones de Negocios difundido ayer por el Banco Central.
De acuerdo al informe, la percepción que existe en las empresas es que 2016 no tendrá cifras más esperanzadoras que las del 2015, año que terminó con un cuarto trimestre por debajo de las proyecciones.
La incertidumbre afectaría a los negocios de forma transversal: la situación de la minería impacta en la zona norte del país, mientras que la industria salmonera produciría lo mismo en sur, sostiene el organismo.
Asimismo, la industria de la construcción continúa siendo la que tiene mejores resultados. No obstante, aquello no durarían por mucho tiempo así. Según los consultados, se detecta un menor dinamismo desde fines del 2015 y lo que va del 2016 tras la entrada en vigencia del IVA para el sector.Además, las empresas constructoras, inmobiliarias y sus proveedores, dan cuenta de una mayor incertidumbre para el segundo semestre de este año y el 2017.
Pese a los beneficios que genera el mayor tipo de cambio para los exportadores, algunos de los que trabajan en el rubro se han visto afectado por la caída de los precios de sus productos en el exterior, señala el informe del cuarto trimestre del 2015.
Por su parte, los entrevistados ligados al turismo reportaron muy buenos resultados durante el periodo veraniego, “especialmente por la presencia de extranjeros”, indica el Banco Central
En relación con el acceso al crédito, el informe del central da cuenta de una mayor restricción de forma transversal. Pese a ello, hay algunos matices.
“En algunas zonas, los entrevistados indican que los bancos han concentrado sus esfuerzos en evitar el no pago, limitando de forma importante la entrega de nuevos créditos y ampliando los procesos de renegociación. En otras, se indica que los bancos han seguido prestando, aunque enfocados en clientes con buena posición financiera y exigiendo mayores garantías y antecedentes”, señala el documento.
En materia laboral, los ejecutivos consultados dan cuenta de una percepción de menor dinamismo por despidos que sus propias empresas han concretado, menores horas de trabajo y bajas de los salarios variables. “Todo esto en un contexto en que, en general, se aprecia disponibilidad de mano de obra, menor rotación y en el que persiste la preocupación por las reformas en discusión”, explica el documento.