Cuando el CEO de Barclays, Antony Jenkins, reveló su esperado plan de “Transformación” hace unas semanas, no hubo muchas sorpresas en la reestructuración que delineó para el banco, porque las reducciones laborales, recortes de costos y disminuciones de la unidad de negocios fueron anticipadas meses antes.

Incluso así la acción de Barclays saltó 9% en el día. Puede haber una sola explicación. Junto a su revisión, Jenkins prometió que el banco pagaría 30% de sus ganancias en dividendos, lo que se compara con una meta anterior de 20%-25%, y en tanto, distribuir 19% de ganancias “subyacentes” para 2012, pese a registrar pérdidas en términos reales.

Este incentivo de dividendos a los precios de las acciones redondeó unos buenos 12 meses para las acciones bancarias, con algunos como Lloyds Banking Group en Reino Unido y Bank of America en EEUU liderando un repunte a medida que se redujeron los temores existenciales.

La evidencia anecdótica sugiere que, al menos, parte del alza de Barclays fue porque los inversionistas que no se especializan en el sector financiero mostraban a la acción como un valor. Barclays no está solo. Cuando Swedbank, uno de los bancos suecos más grandeselevó su ratio de pago desde 50% de las ganancias a un 75% sin precedentes el mes pasado, su acción saltó más de 10% en el día.

Un puñado de otros bancos europeos, incluyendo a BNP Paribas y UBS, han anunciado dividendos más altos, aunque a una menor escala, mientras otros, siguiendo a Deutsche Bank, han señalado su voluntad para incrementar desembolsos futuros. Hay un cuarto  grupo de bancos - instituciones que han sido rescatadas como Lloyds y el Royal Bank of Scotland en el Reino Unido, KBC en Bélgica y Commerzbank en Alemania - que podrían querer reiniciar dividendos atascados en los próximos dos años.

Un analista de Morgan Stanley calculó que en 2014, 10 bancos de Europa van a estar pagando dividendos en efectivo que ofrecen un rendimiento de más de 3,5%. En el tope de esta lista está el banco Swedbank con cerca del 6%, con rivales locales como el banco Handelsbanken y SEB muy cercanos.

Hay grandes esperanzas entre los inversionistas en EEUU, mientras, la prueba de tensión anual de la Reserva Federal (llamada Análisis y Revisión Completa de Capital, o CCAR, su sigla en inlgés) dará luz verde a los bancos de EEUU para elevar sus desembolsos a accionistas también.

Wells Fargo ya expresó su confidencialidad de que podrá elevar los dividendos. Los inversionistas están esperando que Citigroup y Bank of America, cuyos pagos fueron ambos entregados el año pasado por CCAR, vayan a presionar con un incremento de dividendos más agresivos.

Todo esto, por supuesto, es una evolución perfectamente natural del ciclo económico. Tras un estallido viene una reconstrucción de capital. Luego hay una reconstrucción de rentabilidad, más lenta esta vez dada la lentitud de la recuperación económica.

Pero últimamente, con los niveles de capital elevados y los ingresos ahora disponibles para otros propósitos, los dividendos están de vuelta en la agenda.

La vieja postura - el aumento de capital a toda costa -se ha transformado en una más matizada, mostrando una conciencia de que sin una política sostenible de dividendos los bancos no van a tener la base de inversionistas para apoyar cualquier aumento de capital en el futuro. Todo lo cual probablemente es sensible y muy bienvenido por los inversionistas. La mala noticia es que esto puede perjudicar las perspectivas de crecimiento futuro.

Cualquier banco que entregue 75% de sus ganancias a los accionistas claramente carece de las oportunidades para invertir y expandirse. Esto significa que, una vez que los inversionistas han disfrutado del incremento en los precios de las acciones que ha acompañado a los grandes dividendos, el panorama para los precios de los bancos probablemente es prosaico.

El futuro de la banca podría ser un sector dominado por instituciones pagadoras de grandes dividendos.

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