Piscinas oscuras. La clave está en el nombre. Los grandes inversionistas transan en ellas porque son poco transparentes (eso es, opacas). Entonces si bien es posible tener simpatía por los deudores a los cuales Barclays vendió seguros de manera fraudulenta y las pequeñas empresas a las cuales el banco vendió derivados de manera fraudulenta e incluso al cliente que se vio perjudicado por el intento de Barclays de manipular el precio del oro, los inversionistas que nadaron en esas aguas debieran haber sabido dónde se estaban sumergiendo.
Aún así, si los reclamos del fiscal general de Nueva York son correctos, esta es otra ocasión más en la cual Barclays se ha portado mal. Barclays ha dicho que era transparente y que había tomado medidas para minimizar la presencia de sucios operadores de alta frecuencia. También dijo que, al orientar las órdenes de los clientes, no mostró ninguna preferencia en su favor. El fiscal general separa estos reclamos. Él dice, por ejemplo, que mientras el material de marketing de Barclays ponía el monto de transacciones “agresivas” en esta piscina en 6%, el banco mismo en una reunión con un cliente puso la cifra en 25%. También dice que el banco dirigió 90% de las órdenes de clientes hacia sus propias inversiones en vez de hacer una evaluación objetiva del mejor lugar. Todo esto para que el banco pudiera ganar entre US$37 millones y US$50 millones al año.
Barclays tiene que responder a las acusaciones. El mercado, basado en la caída de 5% en sus acciones ayer, ha asumido un acuerdo de 2 mil millones de libras. La preocupación real es hace cuánto tiempo ocurrió. Antony Jenkins ha sido director ejecutivo de la empresa por dos años, prometiendo un comportamiento limpio. Pero el fiscal general de Nueva York reclama que los materiales fraudulentos fueron usados en abril. El mensaje, al parecer, aún no se ha difundido en toda la empresa.
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