El gigante alemán Bayer, tendrá una serie de condiciones para lograr la adquisición de Monsanto, y de esta forma convertirse en la empresa que posea más de un cuarto del mercado de semillas y plaguicidas a nivel mundial.
Los requisitos, consignados para el cierre del acuerdo, fueron impuestos por las autoridades antimonopolio de la Unión Europea.
Según Reuters, dos fuentes cercanas a la operación aseguraron que el proceso está listo.
Esto significa que apenas Bayer consiga la aprobación en Europa podrá realizar la transacción por US$62.500 millones.
Eso sí, la comisión reguladora declinó de emitir comentarios, respecto a los avances de la millonaria compra que se concretaría en el segundo trimestre de este año, fecha que difiere de los planes de Bayer, que pretendía hacerlo a inicios de 2018.
La empresa alemana se comprometió a vender activos de semillas y herbicidas por US$7.200 millones a BASF, como un gesto hacia las autoridades europeas que velan por las prácticas antimonopólicas.
Además, Bayer aseguró, que está dispuesta a deshacerse del negocio de las semillas de verduras.
En tanto, las autoridades reguladoras de la UE podrían emitir su veredicto sobre la transacción antes del próximo 5 de abril.
Es preciso consignar que la operación requiere también de una aprobación en Estados Unidos.
Desempeño en bolsa y críticas
En medio del proceso, tanto Bayer como Monsanto han presentado importantes diferencias en sus desempeños a nivel bursátil.
En el caso de los alemanes, los resultados son complejos. En un año el valor de su acción ha caído 7,5%, mientras que durante 2018 la baja es de 7,74%. Ayer la acción de la compañía farmacéutica cerró en 96,23 euros.
Más favorable es el panorama bursátil para los estadounidenses.
En lo que va de 2018, la acción de Monsanto ha experimentado un incremento de 5,6%, y si se revisa en el período de un año, su desempeño arroja un alza de 8,61%, siendo aún más atractiva para concretar su compra.
Ayer la acción de la empresa estadounidense cerró en US$123,37.
La fusión de ambas compañías ha desatado una ola de críticas y manifestaciones por parte de agricultores, organizaciones medioambientales y otros movimientos sociales, debido a la influencia y participación que tendrán en conjunto en el rubro agroindustrial.