Santander, Bankia, CaixaBank, Popular, Sabadell, HSBC y Crédit Agricole –el denominado G7– están reuniéndose a diario con Abengoa y sus asesores para tratar de encontrar una solución global que evite la entrada en concurso de la multinacional de ingeniería.
El plazo límite es el 28 de marzo. Las posiciones están distanciadas con los bancos del G7, pero han entrado en escena unos nuevos salvavidas que ahora son la gran esperanza para el futuro de la compañía.
Los bonistas unidos en torno a Houlihan Lokey están dispuestos a inyectar la mayor parte de la liquidez que el grupo que preside José Domínguez Abascal necesita para poner en marcha el plan de viabilidad de aquí a los próximos dos años.
Las gestoras, capitaneadas por Lokey, acumulan deuda cotizada por un nominal superior a los 1.500 millones de euros (unos US$1.650 millones), y entre ellas están BlackRock, AIG, Invesco, D.E. Shaw, Varde, Centerbridge y Elliott.
Los bonistas están dispuestos a ofrecer una cifra en el entorno de los US$1.100 millones, cuando el plan requiere US$907 millones este año y US$334 millones el próximo.
Fuentes cercanas a la negociación señalan que lo previsible es que en el importe que los bonistas pongan encima de la mesa sea de unos US$1.100 millones, que incluirían los US$182 millones de emergencia para llegar al 28 de marzo.
Por esta última cantidad, los bonistas habían solicitado un interés del 15% anual más un 10% al vencimiento, de 12 meses.
El dinero nuevo para ejecutar el plan tendría además un tipo de interés mucho más reducido. Sería un precio de mercado, que rondaría el 5% al que los bancos del G7 prestaron los pasados septiembre y diciembre US$138 millones y US$116 millones, respectivamente.
A cambio, se cubrieron con la garantía de un 25,5% de su filial que cotiza en Wall Street, Atlantica Yield. Ese porcentaje está valorado en unos US$407 millones.
Los bonistas exigen una parte de ese colateral para poder entregar el préstamo de emergencia, pero existe al menos una entidad financiera dentro del G7 que se niega a liberar una parte de esas garantías.
El colateral no es el único caballo de batalla entre bancos, bonistas y empresa. Están las exigencias en cuanto al capital final que cada uno tendrá en Abengoa. Los bonistas solicitan una participación del 70% en la compañía, una vez sea capitalizada la deuda.