El precio del crudo, que durante mucho tiempo ha sido un referente sobre la capacidad para pagar deuda de Venezuela, rica en petróleo y pobre en efectivo, es cualquier cosa menos eso en estos días.
El coeficiente de correlación entre el petróleo y el bono de referencia al 2027 de Venezuela está a punto de volverse negativo por primera vez desde enero. Eso ha sucedido en solo tres ocasiones en la última década, aparte de los tres meses después que el presidente Nicolás Maduro pidiera una reestructuración de deuda en noviembre.
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La divergencia refleja la falta de confianza de los inversionistas en la capacidad de Venezuela de pagar bonos a medida que el gobierno y la petrolera estatal pasan los plazos para el pago de US$3.700 millones en deuda. Mientras el candidato de la oposición Henri Falcón, quien prometió llevar a cabo una reestructuración de deuda si es elegido, encabeza algunas encuestas por dos dígitos antes de las elecciones presidenciales del 20 de mayo, pocos esperan que gane en medio de un boicot opositor y condiciones menos que justas.
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Salvo una sorpresa, es poco probable que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos relaje las sanciones que prohíben una reestructuración. Las medidas fueron redactadas, en parte, con la intención de sacar a Maduro del poder.