Alcanza para comprar 4.300 Chevrolet Spark full equipo, 489 Mercedes-Benz Clase E500 del año, unos 145 Ferrari California y 26 Bugatti Veyron. La cifra de US$52 millones que se pagó por un Ferrari 250 GTO de 1963 rompió todos los récord de una subasta de autos clásicos a nivel mundial, lo que deja en evidencia la locura que hay por este tipo de vehículos. En Chile, la situación, guardando las proporciones, ha tomado el mismo carril.
Los expertos coinciden: hay un boom por los vehículos clásicos, lo que ha disparado los precios de muchos modelos que son el deleite de los coleccionistas en el país.
“Los autos antiguos siempre han tenido un gran atractivo para la gente y a medida que se producen cambios generacionales, crece el interés por los modelos que fueron significativos para quienes ya pueden tener acceso a ellos. Por ejemplo, quienes crecieron en la década del 70’, hoy tienen 50 años y como consecuencia, ha aumentado el interés en autos de esos años”, destaca Javier Ignacio Torres, presidente del Club de Automóviles Antiguos de Chile.
En efecto, actualmente la locura no son las denominadas burritas, sino más bien autos de las décadas del 50’ y 60’. Estos últimos (entre los que se cuentan los clásicos Ford Mustang y Chevrolet Camaro) son los que más se transan, porque muchos se pueden usar a diario.
PASIÓN DE COLECCIONISTAS
El aumento de la demanda por estos modelos se atribuye a la mejor situación económica que vive Chile, aunque se reconoce que es un mercado ultrareducido.
Uno de los mayores coleccionistas del país es el dueño de Tur Bus, Jesús Diez González, quien tiene una de las mejores muestras de Latinoamérica.
Este empresario posee una colección de más de 70 autos que exhibe públicamente en un museo en la comuna de Estación Central. Un Ford Mustang descapotable, un Ferrari 250 y un Chevrolet Camaro son parte de la extensa colección privada de la familia, que fue iniciada por el fundador del grupo Tur Bus, Jesús Diez Martínez, y que continuó su hijo, hoy al mando de la empresa.
Ha sumado un Bugatti de 1924 y un Mercedes-Benz Alas de Gaviota del año 1954. De este último modelo existen sólo otros dos en el país: uno en manos de la familia Kaufmann, representante de la casa alemana en Chile, y otro en poder de un cercano a este clan.
Según expertos, son estos tres modelos Alas de Gaviota los que pueden alcanzar el mayor valor en el país, siempre y cuando sus dueños quieran desprenderse de ellos. Se calcula que su costo aproximado, según remates efectuados en el extranjero, puede rondar los US$ 800 mil a US$1 millón cada uno.
Los principales coleccionistas del país, aparte del mencionado Jesús Diez, son el empresario Carlos Cardoen, Jorge Macan (que está en el rubro de los plásticos), Luis Alberto Gálmez (que vendió junto a sus hermanos la multitienda Paris a Cencosud) y el empresario Hernán Levy. Sin embargo, en el último tiempo el espectro de quienes participan en esta actividad se ha ampliado.
Carlos Cardoen inauguró el Museo del Transporte, en la viña Santa Cruz en Lolol y es el dueño del automóvil más antiguo que hoy existe en Chile, un Dupressoir de 1903 (Francia). Y está restaurando un auto de 1900 que trajo de Boston, EEUU.
“Esto no es una inversión, es una pasión”, ha dicho Cardoen sobre su colección, la que también incluye una réplica del famoso auto de la película “Volver al futuro” y un Mercedes -Benz blindado que utilizó el ex Presidente Augusto Pinochet.
TORRES HERMANOS
Pero muchos autos, con el tiempo, han perdido su glamour. Carlos, Ricardo, Augusto y Antonio Torres son reconocidos en el mundo tuerca como unos de los mejores restauradores del país. La empresa Torres Hermanos partió en 1980 y han recibido vehículos traídos de Bélgica y España.
“Una restauración puede durar de un año y medio a dos”, dice Antonio Torres, quien tiene recuerdos especiales para un Alfa Romeo Villadeste de 1951 que restauraron. “Participó en un concurso en Italia donde fue premiado como el mejor auto restaurado”, dice.
Existe una iniciativa del Servicio Nacional de Aduanas que permite ingresar a Chile ciertos automóviles y motos de al menos 40 años de edad que la ley considera como antiguos o de colección por su valor patrimonial e histórico.
“Esta excepción a la norma que prohibe la importación de vehículos usados a Chile, permite a los particulares importar vehículos de más de 40 años con la finalidad de exhibirlos e incrementar y mejorar el patrimonio vehicular histórico chileno”, destaca Javier Ignacio Torres.