La prosperidad de Brasil lo llevó a impulsar su propio acuerdo comercial con la UE, luego de años de luchar por alcanzar un acuerdo con sus vecinos.
La mayor economía de Latinoamérica ha estado tratando de forjar un acuerdo con la UE desde 1999, en conjunto con los otros cuatro miembros del Mercosur (Argentina, Venezuela, Paraguay y Uruguay).
Sin embargo, la medida se ha vuelto urgente para Brasil, porque fue reclasificado como país de clase media alta, lo cual significa que el próximo año pierde las preferencias comerciales con la UE. La única forma de volver a obtenerla es con un acuerdo comercial.
Brasil planea presentar una propuesta este mes para un acuerdo comercial entre el Mercosur y la UE que le permitiría avanzar con su propio acuerdo, dijo a Financial Times el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Antonio Patriota.
"Hay condiciones objetivas que crean fuertes incentivos para un avance en el frente UE-Mercosur", dijo en una entrevista. Pero también hay "anticipación de que cada país (del Mercosur) podría ser capaz de negociar a velocidades separadas".
El acuerdo cubriría US$80 mil millones de comercio bilateral entre la UE y Brasil, cuyo comercio con la UE representó 27% del comercio total europeo con Latinoamérica en 2011, según la Comisión Europea.
Las reglas de la Organización Mundial de Comercio permiten a los países tener diferentes aranceles dentro de un área comercial. Aún así, funcionarios brasileños insisten en que están fuertemente comprometidos con el Mercosur, y perseguir agendas comerciales separadas sólo ocurrirá dentro del grupo.
Una medida de Brasil para negociar separado del Mercosur, que tiene un PIB combinado de más deUS$3 billones, refleja los intentos de Brasil por impulsar su economía, tras el crecimiento de apenas 0,9% del año pasado, así como un panorama mundial más desafiante desde el punto de vista comercial.
"Es bueno seguir adelante con los vecinos, pero el resto del mundo está haciendo acuerdos y Brasil se arriesga a quedar fuera", dijo Arminio Fraga del fondo Gavea Investments, y ex director del banco central de Brasil.
El estancamiento de la Ronda de Doha de negociaciones comerciales multilaterales, que el nuevo director de la OMC, el brasileño Robeto Azevedo, buscará reiniciar tras tomar las riendas del organismo en septiembre, ha llevado a un impulso a los acuerdos bilaterales y regionales. Estos incluyen un tratado de la UE con Estados Unidos y el TransPacific Partnership, de 12 países, liderado por Estados Unidos.
Los pares de Brasil, Chile, Perú, Colombia y México, también han formado la Alianza del Pacífico, una zona de comercio que busca nuevas fuentes de crecimiento a medida que se agota el boom de commodities que generó el auge en la región.
"Romper con el Mercosur tendría sentido comercial para Brasil. Dado el proteccionismo oculto de Argentina, cualquier socio comercial (como la UE) sabe que un acuerdo con el Mercosur no valdría ni el papel sobre el cual está escrito", dijo Simon Evenett, profesor de comercio en St. Gallen University en Suiza.
Las señales de un nuevo pragmatismo en la diplomacia comercial brasileña se producen luego de una protesta masiva hace un tiempo, y se prepara para una visita de estado de la presidenta Dilma Rousseff a Washington el 23 de octubre.
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