El proceso de separación del Reino Unido del mercado común de la Unión Europea, el conocido Brexit (British exit), sigue causando dolores de cabeza a las partes involucradas y a sus socios.

Entre acusaciones de que el mismo proyecto podría colapsar, tanto por la dificultad del gobierno británico de llegar a un terreno común con Bruselas, como por los problemas al interior de la administración de Theresa May, y las acusaciones de la oposición laborista de caer en contradicciones e inconsistencias, surgió una nueva arista no contemplada: el espacio aéreo intercontinental entre Estados Unidos y Reino Unido.

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Un reportaje publicado por Financial Times dijo que la Casa Blanca le estaría ofreciendo a los británicos una peor oferta de "cielos abiertos" después del Brexit, en comparación con las condiciones que goza hasta hoy, como miembro de la Unión Europea. El cambio podría golpear con fuerza los derechos de operación de British Airways y Virgin Atlantic.

EEUU no ofreció a Reino Unido integrar un comité conjunto de cooperación regulatoria, no acceso especial al programa Fly America, que reserva tickets de vuelo para funcionarios del gobierno estadounidense. La Casa Blanca también demandó mejores derechos de vuelo para servicios de transporte como FedEx.

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Según el diario británico, negociadores de los dos países se reunieron en secreto en enero para intentar llegar a un acuerdo, sin embargo, los estadounidenses ofrecieron simplemente un acuerdo bilateral, que normalmente requiere que las aerolíneas sean en su mayoría de propiedad y estén bajo control del país de origen. El punto es problemático para los operadores ingleses, ya que grandes accionistas son extranjeros, lo que hasta no era problema porque su propiedad debe es europea al ser miembro del mercado común de 500 millones de habitantes.

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El artículo de Financial Times citó fuentes, señalando que los negociadores están confiados de alcanzar un acuerdo que mantenga el flujo de las rutas entre Reino Unido y EEUU, que representan más de un tercio del tráfico transatlántico actual. Esto se suma a que Londres debe renegociar y reubicar unos 65 acuerdos de transporte internacionales después de que se inicie el Brexit, programado para marzo de 2019.

Reino Unido también debe ofrecer formalmente acceso a terrirorios como las islas Vírgenes y las Caimán.

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