La Unión Europea suspenderá por un año la política de cobrar a aerolíneas extranjeras por su emisión de carbono en vuelos hacia y desde Europa, citando el progreso en negociaciones contra un régimen global para combatir la contaminación producida por la industria de aviación.
Connie Hedegaard, la comisionada climática de la Unión Europea, anunció ayer la suspensión de una política que ha unido a Estados Unidos, China, Rusia, Brasil, India y varios otros países en oposición a esta medida.
El esquema de acuerdo de emisiones de carbono de la Unión Europea, también ha traído reclamos de líneas aéreas europeas y el fabricante aeronáutico Airbus, que temen verse envueltos en una guerra comercial global.
Funcionarios de la Unión Europea insistieron que no han cedido a presiones internacionales al presionar la postergación de la exigencia del esquema contra los vuelos dentro y fuera de Europa hasta fines de 2013.
En vez de eso atribuyen la medida a resultados positivos la semana pasada en conversaciones en el cuerpo de aviación de Naciones Unidas sobre potenciales acuerdos internacionales luego de años de frustración. El cuerpo, llamado la Organización Internacional Civil de Aviación (ICAO, su sigla en inglés), estuvo de acuerdo en establecer un grupo de alto nivel para desarrollar un sistema global para abordar las emisiones de carbono de las aerolíneas por la siguiente asamblea general en septiembre del 2013.
“Por primera vez en años, un acuerdo global en aviación debería estar al alcance” dijo Hedegaard. Ella llamó al grupo de gran nivel del ICAO “una muy buena noticia”.
De todas maneras, Hedegaard también advirtió que la política de la Unión Europea será reactivada “automáticamente” si las conversaciones del ICAO son fructíferas. “Es muy importante para nuestros oponentes que entiendan esto”, dijo a los periodistas en Bruselas. La propuesta de Hedegaard marca un ablandamiento con respecto a declaraciones previas en que dijo que no corregiría que la ley de la Unión Europea afecte aerolíneas y sus emisiones de carbono debido a las amenzas de una guerra comercial.
Greenpeace, el grupo medioambiental, dijo que no había certeza de que los gobiernos aprobasen que el ICAO se convierta en el sistema global que se ocupe de la contaminación de sus aerolíneas y aún menos que la implementen. Por eso Greenpeace critica la propuesta de la comisión europea como “no equilibrada”.
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