De una manera bastante explícita, la nueva ministra del Trabajo, Alejandra Krauss, ha “congelado” la llamada agenda laboral “oculta”, es decir, aquellos proyectos, básicamente de parlamentarios (mociones), que apuntan a rigidizar y hacer más proteccionista y menos flexible el mercado laboral chileno. “Por el estrecho tiempo legislativo que queda no es prioritario avanzar en los proyectos de subcontratación, polifuncionalidad y despidos colectivos”, sostuvo la secretaria de Estado hace algunos días.

Como se sabe, tras la aprobación de la inconveniente Reforma Laboral, y sin saber sus resultados prácticos aún, legisladores de la Nueva Mayoría empujados por la CUT demandaron legislar las medidas de esa agenda, lo cual parecía apoyar la ex ministra del ramo Ximena Rincón.

Una de las iniciativas de esta agenda es la polifuncionalidad, cuyo objetivo es limitar las facultades del empleador en cuanto a destinar a distintas labores a sus empleados. Ante esto, en un cuadro de desaceleración económica y de pérdida de calidad del empleo, que se refleja en el auge de los puestos de trabajo denominados por cuenta propia, la cuota de realismo y prudencia de la ministra Krauss es bienvenida, aunque ello claramente la alejará de la CUT, lo que ya ha evidenciado en sus declaraciones Bárbara Figueroa.