Stephen Harper,  primer ministro canadiense, y confeso pro monarquía, el año pasado agregó nuevamente la palabra “Royal” dentro del nombre oficial de las fuerzas armadas del país. El mandatario está en Londres para asistir al jubileo de diamantes de la Reina, y desafiando el clima nublado se encuentra de un humor soleado.

El conservador primer ministro tiene motivos para estar contento. Canadá sigue siendo una de las economías desarrolladas más robustas en el mundo. Impulsado por un auge de los recursos y un sector bancario que no ha sufrido los traumas de sus homólogos estadounidenses o europeos, el país no ha caído en recesión.

Gran parte de los cambios estructurales detrás de su éxito encuentran su origen antes del gobierno de Harper, pero él ha mostrado ser uno de los políticos más duraderos en la historia reciente de Canadá. Tras cinco años liderando un gobierno de minoría, ganó la mayoría el año pasado. Ha trabajado para cambiar el centro político de Canadá hacia la la derecha y tiene su propio partido para reemplazar a los liberales como la fuerza dominante.

Pero no todo ha andado bien. El principal de los reveses fue la decisión del presidente estadounidense, Barack Obama, en noviembre pasado de poner en pausa el oleoducto Keystone XL, que uniría las arenas bituminosas de Alberta con las instalaciones de refinado del Golfo de México.

El gobierno de Harper había hecho un intenso lobby a favor del proyecto, pero la oposición de los grupos ambientales descarrilaron el proyecto... por ahora.

“Obviamente estamos decepcionados”, plantea, agregando que la decisión de Obama era un llamado de alerta de que Canadá necesita mirar a otros mercados. La mayoría de la energía de Canadá se produce para el mercado local y de Estados Unidos, pero “hay una tremenda demanda y posibilidad de exportar energía, particularmente a Asia”.

Harper visitó China en febrero, meses después de la decisión de Keystone, una señal de acercamiento de lazos entre los países. Las empresas chinas han estado ocupadas invirtiendo en el sector de recursos naturales de Canadá.

El año pasado, la empresa estatal china CNOOC acordó adquirir Opti Canadá, una empresa productora de petróleo con sede en Calgary, -que estaba en quiebra- por US$2.100 millones incluyendo la deuda.

Esto siguió a otras grandes inversiones chinas en las arenas petrolíferas canadienses, incluyendo compra de US$4.700 millones de Sinopec de una participación en Syncrude en 2010 y la compra de US$ 1.700 millones de Petro China por un 60% de participación en Athabasca Oil Sands Corp.

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© The Financial Times Ltd, 2011.

Debes saber

¿Qué ha pasado?
En entrevista con Financial Times, Stephen Harper, transmite el buen momento que vive Canadá.

¿Qué consecuencias tiene?
Canadá está convertiéndose en un polo de crecimiento que empieza a ganar terreno a medida que Europa y EEUU siguen entrampados en crisis económicas.