Pese a que el Presidente venezolano, Nicolás Maduro, decidió no asistir al cambio de mando chileno -noticia difundida a través de una entrevista que le realizó Marco Enríquez-Ominami-, la tensión entre Caracas y Santiago continúa en aumento, por las críticas cruzadas por la anticipación de las elecciones del país caribeño y el aporte que hizo Chile al diálogo con la oposición.
Ayer, el canciller venezolano, Jorge Arreaza, afirmó en Twitter que su par chileno, el ministro Heraldo Muñoz, no contribuyó a mejorar la situación de crisis del país bolivariano. "Creímos que el acompañamiento de Heraldo Muñoz en el diálogo sería constructivo. Sin embargo, se dedicó a torpedear y a burlarse del proceso desde el primer día: en redes, por prensa, con acciones sesgadas en las reuniones. Dejó mal a Chile y a la práctica diplomática elemental", acusó.
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La crítica fue antecedida por una entrevista de Muñoz a El Mercurio, donde dijo que contribuyó en la medida de lo posible al proceso de diálogo que hubo en República Dominicana, pero "eso ya no le correspondía a los países acompañantes, sino a las partes".
Muñoz aseguró que "lo concreto es que Venezuela no es una democracia. No es una democracia como la conocemos y como está establecido en la Carta Democrática de las Américas", aunque evitó calificarla como una dictadura. Y contó que el diálogo entre el gobierno bolivariano y su oposición se quebró en enero, cuando Maduro decidió adelantar las elecciones de fin de año para abril próximo, pese a que la disidencia propuso que fueran en junio.
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"Al final son los propios venezolanos los que deben resolver su futuro. Pero América Latina no puede mantenerse indiferente frente a violaciones a los derechos humanos y al deterioro de la democracia de un país. La evidencia es demasiado contundente como para tener que mencionar todo lo que ha pasado", puntualizó el ministro Muñoz.
La tensión escala en momentos en que se conoce que Chile se convirtió en el tercer país que recibe más inmigrantes venezolanos, ya que el año pasado casi 165 mil personas llegaron desde ese país, el doble de lo registrado en 2016, y siendo superado sólo por Colombia y Ecuador. "Es un indicador de la crisis del país hermano", reiteró Heraldo Muñoz en Twitter.
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Aporte a la paz
Las críticas al canciller Muñoz no sólo han venido desde Caracas, sino que también han ocurrido en Chile, donde el PC ha cuestionado duramente su labor en política exterior.
El principal emplazador ha sido el alcalde Daniel Jadue, quien dijo que el rol del ministro fue deplorable, y que hoy Chile figura "promoviendo golpes de Estado e intervenciones extranjeras como lo que le hicieron a Allende".
A él se sumó el secretario general del PC, Lautaro Carmona, quien pidió al PPD que su militante se comporte de acuerdo al cargo, pues a su juicio Muñoz "actúa como activista de Trump", cuando tiene "la obligación de respetar los procesos democráticos que resuelva cada pueblo soberano".
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En ese contexto, ayer la Cancillería chilena difundió por redes sociales algunos de los aportes que hizo el Gobierno en política exterior, destacando la misión de estabilización de Haití (Minustah), que duró 13 años; el diálogo entre el gobierno colombiano y las FARC para llegar a un acuerdo de paz; y las gestiones realizadas en Venezuela, como las conversaciones en República Dominicana y la creación del Grupo de Lima.
Las críticas a Muñoz han sido resistidas también por el PPD. El presidente del partido, Gonzalo Navarrete, dijo a PULSO que el PC debe aclarar si sus dichos son una opinión institucional del comunismo, en cuyo caso habría un problema político mayor en la Nueva Mayoría. "Esto supera todo límite de convivencia. Espero que el PC defina los debates de fondo que debemos dar", dijo.