Cuando un 51% de los consumidores señala que la opinión que tenían de las empresas en Chile empeoró y que se mantuvo al menos igual en un 41%, es porque definitivamente la reputación e imagen están por el subsuelo. Ahora bien, cabe precisar que el mismo estudio deja claro que la mochila de la culpa la cargan las grandes empresas. Solo un 10% es evaluado positivamente, a diferencia de las Pymes con un 40%.  La hipótesis facilista diría que Penta, que SQM, que CMPC, que Banco de Chile y Caval entre otros han ido mermando los activos intangibles de las corporaciones, es innegable. Pero no es menos cierto, que en el inconsciente colectivo ciudadano están anidados HidroAysen, Agrosuper y Freirina, como también celulosa Arauco y los cisnes de Valdivia entre otros desaguisados irresponsables.

Las grandes empresas han fracasado en la dimensión que más están valorando los chilenos, la dimensión social (o política). No así en el liderazgo y visión de futuro, como tampoco en la innovación o desempeño financiero; en donde la performance es evaluada positivamente.

Lo descrito es relevante, no es que el consumidor no aprecie a las empresas en lo económico, solo las están castigando en lo que para  ellos es fundamental: un comportamiento ético y responsable con los productos y servicios que generan, en un contexto de diálogo social más que de imposición disfrazada de “responsabilidad social”.  Parece poco, pero no lo es, hablamos de un cambio paradigmático en el eje de la relación consumidor ciudadano y empresa.

Los datos del estudio están ahí para sustentar la tesis: baja admiración y confianza, poca credibilidad, escasa transparencia, honestidad y ética. En cuanto al mundo del trabajo, existe poca preocupación por el bienestar y derechos de los empleados, mejor ni hablar de desarrollo laboral.

Como se puede intuir, las empresas ya no solo deben ser rentables y productivas de cara a sus directorios y propietarios, presentando planes de negocios eficaces. Ese es el piso, el desde. De algún modo, deben poseer también actitud de ministerios con planes de políticas públicas en sus respectivas áreas de interés. No harían mal en integrar a sus cuadros ejecutivos una mayor diversidad de profesionales, por ejemplo: comunicadores, cientistas políticos y antropólogos cosa de que doten de mayor diversidad y contenido a las grandes corporaciones.

El desafío no es menor, en el “Barómetro de la Percepción del Consumidor” un 62% cree que el comportamiento de las empresas será igual o peor el 2016. Pero, el mismo estudio asevera que los chilenos siguen creyendo en las empresas y en el modelo económico; ahí está la base e insumo de las empresas para ir evolucionando hacia un capitalismo responsable.

*Los autores son: director de la Escuela de Publicidad de la Universidad Diego Portales y gerente de Estudios de Go Research.