Tengo mucho poder", dice sonriendo Carlo Ancelotti, director técnico del Real Madrid. "Acá yo puedo decidir: ¡Entrenamiento a las seis de la mañana! ¡Entrenamiento a las once de la noche! Pero mi estilo no es imponer. Prefiero convencer a los jugadores de lo que están haciendo. Pero esto toma más tiempo".
Estamos sentados en la oficina del entrenador, en el elegante nuevo campo de entrenamiento del Madrid. Ancelotti, con su cuerpo ancho abultado dentro de la polera azul del Madrid, fuma, confiado en que el presidente del club, Florentino Pérez, no lo pillará, como le pasó en un club pasado. Ancelotti llegó a España el verano pasado, su cuarto país en los últimos cuatro años, tras haber trabajado en el AC Milan, Chelsea, y Paris Saint-Germain. Su tarea ahora es hacer al Madrid la Champions League, y lograr el mítico récord de la décima.
"Carletto" aprendió el liderazgo de sus entrenadores, más notablemente del sueco Nils Liedholm, quien dirigía el AS Roma en los '80. Ahí aprendió una verdad del fútbol de mejor nivel: la mayoría de los jugadores no necesitan ser motivados, necesitan ser calmados.
En 1987, Arrigo Sacchi, entonces entrenador del Milan, vio en él a un medio campista sin alguna habilidad excepcional pero con cabeza para el fútbol. "Generalmente los jugadores más inteligentes son mediocampistas", dice Ancelotti.
Él puso gran parte de la inteligencia del "Grande Milan" que ganó dos copas europeas. Cuando comenzó a ser entrenador en 1992, confiaba en la formación 4-4-2 de Sacchi. "En mi experiencia, era la única forma de jugar fútbol", dice Ancelotti.
Luego de ser asistente de Sacchi con la selección de Italia, se fue a Reggiana en su zona natal. Aunque era un club pequeño, en un comienzo la presión le pareció insoportable. "Al final de ese primer año dije, 'hago esto por tres o cuatro años, y después, vacaciones". Riendo, cita a Liedholm: "un entrenador tiene el mejor trabajo del mundo, con excepción de los partidos". Pero luego aprendió a vivir con la presión. Hoy incluso disfruta los partidos.
De Reggiana, se fue al Parma. Ahí tuvo la oportunidad de firmar con Roberto Baggio, quien quería la posición de armador, o número 10, una posición que no existe en el sistema de Sacchi. Ancelotti recuerda, "yo le dije, 'no, tienes que jugar de delantero'. Baggio se fue al Bologna, donde ese año anotó ¡25 goles! (en realidad marcó 22)" Esto cambió la forma de pensar de Ancelotti: ni un esquema, decidió, es más importante que los jugadores.
Se unió a la Juventus, y luego al Milan, que le pertenecía a Berlusconi. "La tradición en Milán es jugar buen fútbol", dice, "a diferencia de Juventus, donde lo más importante es ganar". Por esto, ahí tuvo una formación más ofensiva. En la final de la Champions League de 2003, Milan le ganó a la Juve en los penales. Ancelotti se volvió una de las seis personas que han ganado la Champions League como jugador y entrenador.
En 2005, perdió la copa contra Liverpool en una final inolvidable. Milan ganaba 3-0 hasta el medio tiempo, le anotaron 3 goles en el segundo y perdió en penales. Pero esa noche, se le vio en el bar del hotel, conversando relajadamente sobre Estambul, donde se jugó la final. Él había hecho su trabajo, ahora estaba en su tiempo libre. "El equipo hizo lo mejor que pudo para ganar", recuerda. "No podía estar enojado. Creo que fue el destino". Y agrega, "el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes del mundo".
Antes de la final de la copa FA contra Portsmouth, Ancelotti hizo algo inusual: luego de nombrar los once titulares, les pidió que ellos mismos eligieran la estrategia de juego. Dijo: "Esa temporada jugamos 60 partidos, e hice esa estrategia 60 veces. Por lo que creo que los jugadores entendieron muy bien lo que tenían que hacer. Estaba seguro de que los jugadores seguían la estrategia porque ellos la elaboraron. Algunas veces yo hago la estrategia, pero uno no sabe si los jugadores realmente la entienden o no".
La capacidad de adaptación suena obvia pero muchos jugadores y entrenadores no lo pueden hacer. "No es fácil", dice Ancelotti, "sobre todo para los jugadores que dejan Inglaterra. Pienso en Ian Rush o Michael Owen". "Bale, en cambio, no tuvo muchos problemas porque es un hombre humilde, no muy exigente. No quiere muchas cosas. Está comenzando a hablar español. Mi trabajo es ayudarlo a estar cómodo en el terreno de juego, con sus compañeros. Tenemos muchos jugadores que hablan inglés".
Uno de ellos es Cristiano Ronaldo. El portugués es el mejor jugador del Real Madrid pero no es fácil de llevar. Ronaldo quiere que el equipo juegue de la manera que a él le gusta. ¿Cómo hace Ancelotti para manejar a este gran talento? "para mí es dirigir a la gente. Dirigir a Ronaldo, para mí, es lo mismo que dirigir a Carvajal o Morata (dos de los jugadores junior del Real Madrid)". De hecho, dice Ancelotti, las superestrellas tienden a ser más fáciles de manejar porque "usualmente son más profesionales que los demás. Ronaldo es muy profesional". Ancelotti suspira y busca la palabra correcta. Está agradecido de no tener que vigilar a su estrella. "No me gusta controlar la vida privada de los jugadores porque no soy su padre ni su hermano".