Sin duda, las perspectivas de actividad de corto plazo son auspiciosas. Este año el crecimiento del PIB duplicará al del año pasado y, mejor aún, liderado por una recuperación importante de la inversión, que permitirá que se vuelvan a crear empleos asalariados en el sector privado. Esto en un contexto externo favorable, con un mayor precio del cobre y un peso apreciado, que dinamizará el consumo privado.

No se trata de futurología, las exportaciones llevan tres trimestres creciendo a tasas de dos dígitos, y por fin empieza a verse algo de dinamismo en las importaciones de bienes de capital. Y más importante incluso, el índice IPEC de Adimark en diciembre mostró que la confianza de los consumidores retornó a la zona de optimismo después de 43 meses en terreno negativo. Caben pocas dudas de que el cambio de Gobierno es clave en explicar el mejor escenario económico en el corto plazo.

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Sin embargo, no olvidemos que estamos celebrando una expectativa de crecimiento cercana a un 3,5%, la que hace algunos años atrás nos hubiera parecido paupérrima, y que efectivamente lo es para un país que aspira a llegar al desarrollo en un plazo reducido. A ese ritmo, recién en 40 años tendríamos un nivel de vida equivalente al de un país como Portugal.

Necesitamos recuperar tasas de crecimiento cercanas a 5% para que podamos sentirnos satisfechos respecto del objetivo de desarrollo sustentable. Recordemos que las fuentes del crecimiento de tendencia son cuatro: la institucionalidad, el capital físico, el capital humano y la productividad de factores. Por ahora podemos tener buenas perspectivas para el capital físico (luego de cuatro años de caída), pero no se puede decir lo mismo respecto del capital humano, la mejoría institucional y la productividad de factores. Sólo en la medida que el próximo Gobierno logre los consensos necesarios para avanzar en las materias que faltan, podremos recuperar el liderazgo en términos de crecimiento que tuvimos en décadas pasadas.

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El actual optimismo tiene su base en que el electo Presidente Piñera ha mostrado entender el problema (un avance no menor en relación con lo visto en este cuatrienio), está por verse aún si tendrá el liderazgo necesario para resolverlo.

*Cecilia Cifuentes, Directora Centro de Estudios Financieros ESE Business School