En una economía que plantea una férrea competencia, las pequeñas y medianas empresas han sido, en muchos casos, la respuesta para mantener el dinamismo en la economía local. Pero no siempre la historia tiene el mismo desenlace. Pese a surgir de ideas originales y que atacan necesidades específicas de los consumidores, muchos de estos negocios se enfrentan a un problema transversal: el financiamiento. Según el informe Global Entrepreneurship Monitor 2017, diversas economías latinoamericanas tienen altos niveles de actividad emprendedora, sin embargo, el número de negocios establecidos es bajo. En países como Chile, Colombia y Perú, más del 25% de la población registra algún tipo de trabajo en esta línea, pero sólo el 10% son propietarios de empresas efectivamente establecidas.

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Los emprendedores tienen que enfrentar una serie de obstáculos. Resoluciones sanitarias, controles de calidad, seguridad, estrategias de marketing, entre tantos otros, son parte del recorrido que deben realizar desde que su idea se cristaliza hasta que el producto o servicio ve la luz. Y en este camino, el capital es clave. Con una generación de empleo del 80%, las pymes son un actor central en la buena salud de la economía. Por esto, aun cuando se han dado pasos importantes -como la creación de empresas en un día-, cuando se traba el acceso al financiamiento no sólo cortamos sus alas, sino que también estamos dando un golpe a nuestro propio desarrollo.

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Seamos capaces de abrir el financiamiento a los emprendedores. Reconozcamos su entusiasmo y el compromiso por sacar adelante sus empresas como la mejor garantía de éxito. Así lograremos fortalecer un ecosistema que aún tiene espacio para que las personas puedan desarrollarse de la mano de la innovación y las ideas.

Gonzalo Kirberg - Gerente general de Cumplo